Enfermarse de uno mismo – A todos nos pasan cosas
Enfermarse de uno mismo es algo frecuente, ¿qué síntomas nos dicen estar enfermos de nuestra forma de vida?, despertar luego de dormir muchas horas y sentirse más cansado que al acostarse, o por el contrario, estar agotado por insomnio.
Sentir que todos están en contra y no nos dejan avanzar, no es paranoia, es justificar la propia incapacidad de evolucionar frente a los desafíos de la vida misma.
Una característica de vivir para enfermar, es tener siempre una excusa. No hay fracaso si la culpa es de otro.
Una fuerte retracción muscular, responde a la estimulación permanente y sostenida del sistema nervioso central.
Los estímulos que llegan a la placa neuromuscular, dejan la información de aumentar el tono, la tensión del músculo se vuelve exagerada y como toda exageración, lastima.
¿Pero qué trae ese exceso de información del sistema nervioso central más allá del aumento de tensión?, pues lleva sentimientos cargados de ansiedad por llegar a cumplir, eso que sabemos no aprendimos a construir o realizar y ponemos excusas. Miedo, sobre todo miedo a uno mismo y a nuestra capacidad de ser nuestro peor obstáculo.
Angustia de perder aquello que tanto queremos y no sabemos tener, ni retener. Tristeza y enojo por el tiempo perdido. Entones, todo eso junto trae malestar y sobre todo, forman los síntomas corporales.
No hay mejor fantasía en el que se enferma de si mismo, que buscar patologías muy graves que justifiquen el dolor corporal, los vértigos, las diarreas, los ataques de pánico.
Porque adherir a la realidad duele, y hacerse cargo de uno mismo, da mucho trabajo, se necesita coraje y también cansa.
El dolor de la realidad se pasa con los resultados mismos de transformar la historia de uno como ser, y el cansancio del trabajo productivo y gratificante se soluciona durmiendo.
El dolor físico es verdadero, nadie se inventa dolores o malestares indeseables, por el contrario, los formamos malviviendo y todos quieren sanar, pero pocos se detienen a reflexionar sobre los beneficios del síntoma, que cuanto más dure, más tiempo se gana en no enfrentar la vida.
Por más adversa que sea la situación, buscar el cambio es vivir; por poco que fuere este, es mejor que dejar pasar la vida esperando la solución mágica.
La gran tecnología médica cura enfermedades muy graves y confirma las que no tenemos, porque enfermarse de sí mismo no aparece en los estudios sofisticados.
Enfermarse de si mismo aparece en la clínica del cuerpo, una práctica cada vez lamentablemente menos usada y peor enseñada, también en la atenta escucha del terapeuta se encuentran los motivos verdaderos del malestar recurrente y sin aparente explicación.
Solo en la sinceridad con uno mismo, vendrá el enfrenamiento con la realidad, este será el principio de solución de una vida cargada de malas emociones corporales, grises sentimientos somáticos hijos de excusas y huérfanos de satisfacciones.
A TODOS NOS PASAN COSAS......
Estoy frente a mi escritorio trabajando, como siempre, y empiezo a sentir una gran sensación de flojedad. La verdad que es bastante incómodo. Busco una mejor posición en la butaca, qué feo sentirse mal, parece que se me revuelve todo en el estómago ¿qué fue lo que comí?, la verdad nada que me haga sentir mal, me parece que me estoy engripando. Uy, qué feo esto no se va. Se me están durmiendo las manos y tengo un zumbido en los oídos que es muy intenso. Mejor me recuesto sobre la butaca porque me parece que me desmayo. ¿Y ahora cómo pido ayuda?, me da vergüenza. Todos creen que soy muy fuerte ¿a quién le puedo pedir ayuda? Dejo primero que se me pase. A lo mejor, me bajó el azúcar, sí eso, me bajó el azúcar.
Me levanto rápidamente, les digo a todos que ahora vuelvo, camino rápido hacia la calle, el viaje en ascensor es interminable, las piernas no me sostienen. Tengo frío en las manos y calor en la cara. Esto parece una locura. En cuanto coma algo dulce se me pasa, sí seguro que se me pasa. Bien, se abrieron las puertas del ascensor, llegamos a planta baja, ya me siento mejor. Claro, estaba encerrado. Estoy caminando muy rápido, mejor camino despacio para no gastar energías. Otra vez me siento mal, me parece que me caigo. Otra vez estoy caminando rápido. Pero si tengo bajo el azúcar, cómo puede ser que tenga fuerzas para caminar más rápido. Todo parece irreal, los ruidos me aturden, la gente me molesta ¿es que nadie me ve? ¿No se dan cuenta lo mal que estoy? Me miro en el espejo antes de salir del edificio, no estoy pálido, ni siquiera parezco enfermo ¿qué me pasa? Por eso nadie me estaba mirando.
Por favor que no me encuentre con nadie conocido. Salgo del edificio. Voy a un bar. Saludo muy simpáticamente al mozo, trabo una conversación amable mientras le pido que me traiga un café con azúcar y una tarta dulce para comer. Disimuladamente le digo que tengo mucha hambre, que si no es molestia se apure en traérmelo. Si me iba a desmayar, ya me tendría que haber desmayado. Bueno, por lo menos fui simpático con el mozo, si me pasa algo se va a ocupar de mí. Llegan el café y la tarta. Como y bebo como un desaforado, qué bien me hace. Me manché los dedos y la ropa. Siento que tengo la espalda empapada de sudor, se me pega la camisa. Debo haber comido muy rápido, se me está revolviendo todo en el estómago.
Tendría que ir hasta el baño pero no tengo fuerzas, me lo pienso. Bueno, vamos, ahí voy. Me levanto de golpe, en realidad me sobran las fuerzas, pero siento vértigo. Miro fijo la puerta del baño y allí voy. Tropiezo con la mesa, esto es por torpe, es que estoy muy nervioso, tengo mucho miedo. Ya estoy en el baño, mejor me meto en el váter. Me siento. Trabo la puerta. Estoy orinando, esto me relaja. Ya no tengo ganas de vomitar. Tengo un nudo en el estómago y muchas ganas de llorar. Mis codos están apoyados sobre mis rodillas y mi cara escondida entre mis manos. Comienzo a llorar, pienso en mi familia ¿y si me muero? ¿Quién se va a ocupar de ellos? Me siento ridículo, estoy llorando
sentado en un váter, con los pantalones bajos, sin hacer nada y muerto de miedo ¿cómo puedo ser tan estúpido de sentir que me muero y no pedir ayuda? Parece que llorar me hizo bien. Es que estoy muy cansado. Claro, como estoy cansado me debe haber dado gripe, por eso los mareos, hasta debo tener fiebre. Aunque ahora que me toco la frente estoy frío. Bueno, no se qué es lo que tengo pero ya me estoy sintiendo mejor. Debería hacer dieta y comenzar a hacer ejercicios, aunque ir a hacerlos me angustia. Bueno, mejor no hago nada.
Bueno, estoy mejor, ya pasó, es sólo un malestar, pero qué mal la pasé. ¿Cómo puedo ser tan estúpido de tener miedo de esto? Miro el reloj y son las 11:00 hs, falta media hora para la reunión del directorio, mejor me voy a acomodarme en el espejo y lavarme la cara, tengo que tener buen aspecto, todos saben de lo que soy capaz y no es bueno presentarse así. Ahora voy a exponer mi idea de cómo manejar un asunto de la empresa. Espero que no haya ningún idiota que me cuestione, y si lo hace lo voy a ridiculizar. De este tema yo se mucho, nadie lo maneja como yo. Bueno, me voy para el trabajo.
A la misma hora en otro lugar:
Bueno, ya llegan los alumnos. Este año tengo más alumnos que nunca y ya comienzan a aparecer los dichosos mareos. Ya vi a todos los especialistas posibles, mis ojos están bien, mis oídos están bien, el neurólogo dice que no tengo nada y el cardiólogo también, pero yo me mareo. Me parece que debo tener algo complicado y nadie es capaz de encontrarlo. Bueno, mejor empiezo con la clase, este año tengo más trabajo que nunca. ¿Para qué habré aceptado ser jefa de estudios? Bueno, era lo que siempre quise ser, pero justo ahora que lo soy me empiezan estos mareos. Ya llevo más de un año con este asunto.
Parece que viviera en dos tiempos, estoy dando la clase y todos creen que no me pasa nada, pero siento que me voy a caer. Estoy tan acostumbrada a separar las piernas y apoyarme en el escritorio o en la pared para no caerme, que nadie se dio cuenta que lo hago por los mareos. Creerán que así estoy más cómoda. Para mí que es esto de los músculos del cuello, siempre que me duele me mareo. Lo que más me enfada es que estas cosas me suceden cuanto más trabajo tengo. Lo bien que estaría yo sin los mareos, sería feliz. Tengo una familia hermosa, me va bien en mi trabajo, pero nada puedo disfrutar por los mareos. Cada vez que lo cuento me miran con cara de ¡otra vez con lo mismo! Y eso que yo les digo, es que no me encuentran nada...... Yo no sé por qué todos me dicen que estoy muy nerviosa. Todos estamos nerviosos! Claro que los demás no están mareados.
A la misma hora en otro lugar:
Uy qué embotellamiento! Mejor bajo la ventanilla que me falta el aire, también con este tráfico!! Se me está hinchando el vientre, me aflojo el cinturón, total aquí nadie me ve. Parece que me fuera a explotar el abdomen. Eso es lo que no me deja respirar ¡cómo me falta el aire! La verdad, me bajaría del automóvil, pero sería un papelón. Se me están durmiendo las piernas, ya llevamos 15 minutos detenidos, siento como si tuviera miedo. Todo junto, embotellamiento, vientre hinchado, me falta el aire y se me duermen las piernas. Con lo apurado que estoy. Siempre estoy apurado.
Al fin, empezó a moverse esto. ¿Por qué habrá sido el embotellamiento? Bueno, ya voy para casa.
A la misma hora en otro lugar:
Me miro en el espejo, es muy raro lo que me pasa. Me veo, pero no me reconozco. ¡Qué duro es mirarse a los ojos! ¡Qué sensación más rara! Esto asusta. Sé quién soy, sé dónde estoy, se cómo me llamo, pero me siento muy extraño a mi mismo, parece que me estuviera saliendo del cuerpo. Todo es raro, yo no soy yo, ¿me estaré volviendo loco? Ahí viene Juan, ¿cómo le explico lo que me pasa? Comienzo a hablar con él, hablo de vaguedades. El me mira con normalidad, como si nada me pasara. Me enredo en la conversación. Ya estoy más tranquilo.
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