PostHeaderIcon CASO 6

Cuando recién me instalaba para vivir en una nueva ciudad y aún no tenía mi consulta disponible, sólo me dedicaba a dictar conferencias, fui invitado a un importante programa de salud televisivo con la intención de dar a conocer mi enfoque sobre los problemas del cuerpo. Afortunadamente el programa tuvo una excelente repercusión y fui invitado a participar al día siguiente, esto trajo aparejado una gran cantidad de consultas telefónicas que tuve que ir contestando en los días siguientes. Entre tantas consultas, alguien se repetía de forma insistente, por muchas semanas que no solo quería exponerme su problema requiriendo mi opinión, sino que insistía en forma sistemática en que lo viese y de ser posible que lo atendiera. La atención a pacientes no estaba en mis planes hasta los próximos meses, me vi en la necesidad de explicarle este impedimento como lo hice a muchas otras personas que habían solicitado lo mismo, pero la insistencia de él y de otros casos que parecían encontrarse muy angustiados y que ya habiendo recibido diagnósticos y tratamientos no habían tenido solución, hicieron que replanteara la situación de la apertura de la consulta y acelera los trámites burocráticos para su inauguración.

La insistencia de CC era realmente llamativa, ya que durante casi dos meses (tiempo mínimo de instalación de la consulta), la frecuencia de sus llamados era de dos a tres veces semanales, por lo que cuando se hizo presente a la primera consulta sus llamados habían superado algunas decenas.

Esto me generaba una gran expectativa, con su voz grave y seria, me había explicado su problema de vértigos y mareos y su largo peregrinaje donde aparecían diagnósticos difusos y lo que para él era aún peor, de acuerdo a su relato, el diagnóstico de que no tenía nada y que probablemente se los inventase por cuestiones psicológicas.

Imaginaba a CC una persona de aproximadamente 40 años, como describía muy bien sus síntomas siempre me concentré en eso y nunca le había preguntado su edad cuando nos comunicábamos telefónicamente, error que admito porque me habría dado un cuadro de su situación social, en cuanto a responsabilidades, también cometí el error de presuponer que CC se dedicaba a una actividad de tipo empresarial y que se encontraría agobiado por los problemas propios de ese tipo de emprendimientos. Prácticamente lo prejuzgué, como lo que hoy se denomina un "yuppie", otro grave error mío, a pesar de la larga experiencia de contestar consultas telefónicas durante tantos años, pero esta fue una buena oportunidad para aprender y no repetirlo.

Estando en el despacho de la consulta se me informa que CC se encuentra en la sala de espera, cuando salgo a recibirlo, y como en ese lugar suele haber más de una persona, no lo encuentro entre ellas y me dirijo a la secretaria para preguntarle dónde se había metido, me indica que CC era el joven sentado con pantalón vaquero desgastado, una camisa sport, cara de gran preocupación que escondía el miedo de alguien muy joven y con un aspecto desamparado, lejos estaba del yuppie todopoderoso que atravesaba un mal período, lo invité a pasar a la consulta y tuvimos una larga charla.

Mi error en el prejuicio tenía un basamento, por un lado su voz parecía de un hombre de muchos más años que sus 24 y por otro, su madurez se acercaba más a la de un hombre de mediana edad que a la de un joven. Esto no invalida mi error y convalida la premura de él por ser recibido por alguien que en un principio, por lo que había visto en tv, le inspiraba confianza.

La cantidad de estudios por imágenes de la más alta tecnología que me había traído era asombrosa, en los cuatro años que padecía de vértigos y mareos había recurrido a múltiples especialistas,, neurólogos, traumatólogos, otorrinolaringólogos y todos le habían solicitado los mismos estudios en la zona cervical. Las especialidades que había

visitado eran las lógicas a recorrer cuando aparece este tipo de sintomatología, en su relato, siempre muy descriptivo y detallista, me explicó que había pasado por profesionales muy comprensivos y honestos que reconocían no encontrar nada que justificase el cuadro, hasta otros que sin dejar de ser honestos, equivocaron su diagnóstico, lo sometieron a tratamientos que no dieron resultado pero cuyas medicaciones se basaban en estados depresivos o alteraciones psicológicas y estas sumados a los vértigos y mareos le provocaban sueño y falta de coordinación muscular lo cual agravaba más la situación.

Su última consulta médica, fue la que lo llevó a un estado de reclusión social, esto es alejarse de sus amigos, perder un noviazgo de más de dos años, abandonar los estudios y no querer ver más médicos y solo apoyarse en el afecto de su núcleo familiar más estrecho, digo que lo llevó a ese estado porque una médica, que por lo que voy a contar no representa a la medicina sino que representa ni más ni menos que su triste personalidad y su falta de ubicación vocacional en la tarea que realiza, y que refleja que a veces los problemas de la medicina no son la medicina misma , sino en particular quienes la ejecutan y a ello se les debe atribuir la responsabilidad de los actos.

Esta persona, le espetó a CC en compañía de su madre que termine con esta historia y que reconozca su condición de drogadicto.

CC quedó perplejo, y estalló en cólera, su madre, que también se enojó ya que conocía los hábitos de su hijo y sabía que no solo no se drogaba sino que físicamente se veía imposibilitado de proveerse de las drogas ya que se pasaba el día en su cuarto y su único vínculo con la sociedad era ella misma, quien lo alimentaba, le brindaba afecto y cuidaba de su higiene personal. Esto no condena, de ninguna manera a las personas que padecen la enfermedad de las adicciones, pero semejante grado de confusión le quitó a CC toda posibilidad de creer en alguien, porque la acusación de la adicción en si misma no lo había ofendido, sino que lo había lastimado y mucho que se lo trate de mentiroso y manejador.

Cuando comencé a explorar físicamente a CC tumbado en la camilla, mostraba un cuello rígido, con casi todas las características que ya expliqué en el ítem que describía el autocollarín, detrás del cuadro gris que se veía en su personalidad actual se observaba en CC una persona intelectualmente muy desarrollada y de un nivel cultural elevado, todos sus músculos se hallaban sumamente tensos, los ECOM, cruzaban por delante su garganta de forma muy hipertónica y su laringe quedaba comprimida entre medio de estos dos, como ya vimos, esto refiere a un llanto contenido, pero no lo relacioné a una situación de sentimientos muy antiguos sin expresar sino a la angustia actual producida por la falta de comprensión y solución a un problema que el entendía y no se equivocaba tenía una raíz eminentemente biológica. Sus escalenos se hallaban tensos y provocaban cierto grado de inspiración permanente en el tórax, al tiempo que en el brazo izquierdo comprimían las raíces nerviosas y provocaban adormecimiento en la mano, algo que no le preocupaba ya que quedaba muy por detrás de su problema original que eran los vértigos.

En la revisión de los músculos propios de la nuca , la tensión rayaba en lo increíble, los músculos propios de la base de la cabeza estaban sumamente fijos y dolorosos, pero el gran hallazgo se encontró en la palpación del poderoso músculo esplenio, del que cabe recordar mantiene la cabeza en posición vertical y es muy fuerte a la hora de echar hacia atrás a esta y se relaciona con los sentimientos de agresividad y miedo. Del lado izquierdo con una palpación selectiva, habiendo logrado desplazar la gruesa capa del músculo trapecio y penetrando con mis dedos índice y medio por detrás de este músculo y palpando directamente el esplenio a la altura de las últimas vértebras cervicales, en una maniobra que provocaba ligero dolor, pero que el paciente iba entendiendo que me estaba acercando al núcleo del problema y colaboraba de una forma extraordinaria, encontré entre los haces de este músculo un nódulo fibroso del tamaño aproximado de un huevo de codorniz. Este nódulo fibroso que tenía un eje longitudinal de aproximadamente el doble de su eje transversal, lo cual le daba una forma ovoide, no era posible verlo en los estudios de imágenes realizados ya que en estos no se destaca este tipo de tejidos, ni se realizan en la medicina actual, estudios que muestren o demuestren la presencia de nódulos fibrosos por lo que la palpación clínica sigue siendo el elemento excluyente para el hallazgo de este tipo de formaciones.

La sensibilidad de los dedos experimentados permite determinar el tipo de contextura de del tejido palpado y permite hacer el diagnóstico diferencial de cualquier neoformación que necesite ser extraída para una biopsia.

El tratamiento consistió primero, en liberar el cuello del paciente de las tensiones puntuales que existían en cada uno de los músculos, trabajando con la técnica específica para esto, se logró desbloquear las tensiones de los músculos de la parte anterior del cuello, se hicieron maniobras de estiramiento de los músculos escalenos y con una manipulación precisa se fueron abriendo y desbloqueando las distintas capas de la parte posterior del cuello, una vez que me encontré con que este tenía los músculos en su justa tensión y a su vez estos alineados y balanceados cumpliendo con su correcta función biomecánica, algo que llevó la primera semana donde trabajamos prácticamente a diario sesiones muy prolongadas, tenía claro cual era el diagnóstico y CC confiaba en eso por lo que como el me dijo había soportado mucho tiempo la sintomatología y estaba dispuesto a trabajar todo el tiempo disponible.

Luego de la primer semana comenzaron a aparecer los primeros síntomas, que ns indicaban una disminución de la sensación de vértigo, esto causó felicidad y esperanza en el paciente y por lo visto también a su entorno familiar, ya que en todas las sesiones venía acompañado por su madre o su hermana.

Tenía claro que el rival a vencer era ese gran nódulo fibrosos que se había conformado a través de mucho tiempo, imposible determinar cuánto pero sin duda muchos años, que como ya vimos en el capítulo correspondiente donde se habla de la formación de tejido fibroso, este no era ni mas ni menos que un conjunto de catabolitos ácidos, por decirlo de otro modo más sencillo "basura metabólica", producto del deshecho de la actividad singular de la zona, y que el gran aumento de la tensión de los músculos de la zona, sumados al desbalance mecánico de las tensiones del resto de los músculos del cuello, habrán provocado en el inicio un lugar que impedía el correcto barrido de impurezas ya que la circulación linfática y venosa correspondiente no absorbían los deshechos a la velocidad que se necesitaba y por otro lado, la misma compresión no permitía una buena irrigación a través de las arteriolas que aportase el oxígeno y nutrientes suficientes para que la zona mantenga su correcta vida. Este déficit entre la entrada de los elementos para el desarrollo del metabolismo zonal y el impedimento de la salida de la basura metabólica habían producido el nódulo, una vez instalado este, su propio volumen se transformaba en otro objeto que bloqueaba y aumentaba el problema de entrada y salida de flujos, este círculo vicioso no hizo más que hacer crecer el nódulo a través del tiempo.

Esta explicación es aplicable a cualquier lugar del cuerpo donde existan un conjunto de músculos en estado de tensión máxima y en desequilibrio biomecánico.

Siguiendo con el caso de CC, comencé a hacer un trabajo puntual en el que penetrando con mis dedos en los músculos posteriores de la nuca, ejercía una manipulación con el dedo medio montado sobre el índice, que me permitía alcanzar el nódulo como si mis dedos fueran un cincel y a través de la presión de estos , provocar una fricción en la periferia del volumen de la masa fibrosa e irla desgastando. Este trabajo es ligeramente doloroso y por momentos doloroso para el paciente, pero como lo refieren siempre éstos, sienten que a pesar del dolor el efecto de liberación que se produce en la zona, le indica parafraseando a CC "siga que vamos bien", cosa que yo no dudaba en ningún momento pero no quería llegar a niveles tortuosos con la maniobra, por lo que siempre combino con el paciente que me indica con su voz o con algún gesto de sus manos que detenga la maniobra o alivie la presión, pero si hay algo que nunca piden y con CC esto también ocurrió es que retire los dedos del lugar.

Se observa en la expresión de los pacientes un enojo hacia el lugar del dolor que en definitiva es el tejido fibroso, como si esa parte del cuerpo no les perteneciese y que sin ninguna duda materialmente es el objeto de su padecer, no deja de ser parte de su cuerpo y yo se los comento, pero siempre la respuesta es "rómpalo", "destrúyalo", una incitación a agredir ese punto que muestra un odio contra este.

Sin duda los factores que llevaron a CC a tensionar los músculos tendrán que ver con un sentimiento de agresividad y enojo y el nódulo representa simbólicamente el motivo de la producción de ese enojo, y el paciente descarga toda su furia contra él a través de mis dedos, casi siempre en estas situaciones los pacientes empiezan a contar el sentimiento y la motivación que los ha llevado a esa circunstancia pero CC se mantenía parco a la hora de hacer comentarios sobre qué lo tuvo y lo tenía tan enojado. Por lo que avanzábamos muy bien en la evolución favorable de la patología ya que semana a semana el nódulo se hacia más pequeño y proporcional a esto, la sintomatología iba disminuyendo, al promediar el mes de trabajo CC, comenzaba a ser un hombre con una sonrisa en la cara, ya sus esperanzas se transformaban en una realidad y comenzaba a salir de su casa para realizar una vida social, se reunía con amigos y hasta llegaba a salir de noche.

Los vértigos y mareos se habían hecho muy esporádicos y afortunadamente de baja intensidad, esto hacía que CC se tenga mucha confianza en si mismo y sentía que los síntomas que percibía los tenía controlados.

Durante el segundo mes de trabajo de común acuerdo trabajábamos semanalmente con una frecuencia de dos veces por semana y los resultados seguían avanzando por el mismo camino, en definitiva se trataba de mantener la alineación de los ejes del cuello que a su vez se habían traducido en la realineación de la postura total de CC, algo que él había notado claramente y se sentía muy contento y orgulloso de eso, había abandonado la actitud de su cabeza adelantada con respecto a su tórax, sus hombros adelantados que promovían a un pecho hundido y su espalda encorvada que le daban una expresión deprimida a todo su conjunto y por supuesto una mala mecánica que lo llevaba no solo a lo vértigos y mareos sino también a un estado de fatiga permanente.

Esta realineación del eje corporal total como ocurre en todos los casos lo hacía sentir más energizado y con una sensación de autoestima claramente marcada, comenzó a buscar trabajo y lo encontró rápidamente, esto aumentó notablemente la cantidad de horas que permanecía fuera de su casa, su cambio de humor y ánimo fueron bruscos, ahora sí estábamos frente a un joven dispuesto a disfrutar la vida y quizás aún más como queriendo recuperar el tiempo perdido.

Al comienzo del tercer mes sólo quedaban vestigios en su cuello de tejido fibroso que desaparecieron totalmente hacia el final de este mes de trabajo, donde aproveché también la alineación de las cadenas musculares desde la cabeza hasta su pelvis para que me garantizasen una economía postural y un confort estable de su cuerpo.

La micromovilización de los huesos del cráneo fueron una constante a lo largo de todos los meses de tratamiento que me sirvieron en este caso para facilitar la realineación postural, como ya se vio antes hay una estrecha relación entre las membranas que recubren por dentro a estos huesos y la prolongación de estas a lo largo del tubo neural por dentro de las vértebras que producen un efecto de corrección que llega hasta el sacro y de esta manera hay una suerte de estiramiento de las curvas de la columna vertebral hasta alinearlas en un punto mecánicamente óptimo.

Durante el cuarto mes de trabajo se puede decir que ya habíamos entrado en una fase de mantenimiento, en ningún momento a lo largo de todo ese tiempo pude obtener de CC cuál había sido el o los motivos que lo habían llevado a ese estado desde el punto de vista emocional, CC se había convertido en un apersona feliz y disfrutaba todo, ante la insistencia de mis preguntas y aún explicándole la base emocional de este tipo de patologías no conseguí respuestas. Sí me quedó que su enojo era grande por todo lo que insultó al nódulo cuando lo trabajábamos.

Mi resignación fue tal a esta sistemática negativa, que me pareció justo respetarla y no insistir sobre el tema, a partir que pudo sentirse bien y pudo recuperar su vida social como se dijo alrededor del segundo mes, comenzó a tener conmigo una relación muy fluída donde el tomaba la iniciativa de conversar, se interesaba mucho por conocer cosas de mi país , compartíamos la pasión por el fútbol, algo que hasta eso había abandonado en su mala época, no solo lo dejó de practicar sino que tampoco los veía por tv, ni se preocupaba en leer los periódicos en este tema , algo que para él había sido siempre una pasión, ahora la había recuperado, me había pedido autorización para volver a practicar éste deporte, cosa que accedí sin reparos a pesar de ser este un juego de contacto físico importante , pero su confianza en sí mismo se lo permitía y hacía gala de sus dotes de buen jugador.

Su vida social ya era absolutamente normal, mantenía una nueva relación sentimental y comenzó con otra de sus pasiones ,volver a utilizar su moto que se hallaba desde hacía mucho tiempo guardada en el garaje. Para muchos que lo habían visto en mi consulta cómo había llegado les parecía increíble verlo llegar con su casco de motociclista bajo el brazo, por último, CC empezó a recuperar la idea de recuperar sus estudios de electrónica que había abandonado cuando comenzó su problema y también jugaba en su cabeza la idea de su independencia de su hogar paterno, cosa finalmente logró cuando le di el alta terapéutico al comienzo del quinto mes de trabajo.

CC unificó todo su proyecto mudándose solo a otra ciudad, bastante alejada de la que nos conocimos, donde consiguió un trabajo y finalizó sus estudios de acuerdo a lo que me fui enterando a través del tiempo.

Al escribir este libro llevo más de dos años sin saber nada e él y como dice el dicho y es aplicable en este caso, si no hay noticias , son buenas noticias.

Para mí este caso tuvo e especial entre los tantos que trabajé de vértigo y mareo , que de una u otra manera presentaron alteraciones anatómicas y fisiológicas similares y también la producción de nódulos fibrosos, claro que en este vi en cuanto a tamaño el más voluminoso de toda mi carrera profesional, pero esto no fue lo más significativo sino que fue un caso donde no tengo ninguna duda que los sentimientos llevaron al aumento de las tensiones musculares y como ya lo dijimos muchas veces, desencadenaron en la patología de CC, nunca pude enterarme cuál fue el origen de los sentimientos, pero no dudo de varias cosas, CC se desestabilizó por algún hecho puntual que desconozco, ese hecho lo hizo enojar y lo puso agresivo, la sintomatología que trajo fue el vértigo y el mareo que es la simbolización física de la desestabilización, cuando CC se recuperó de su padecer se independizó, que es un símbolo de estabilidad, terminó sus estudios que es otro símbolo de estabilidad y por último buscó una vida estable con su nueva carrera y su nuevo trabajo en otra ciudad lejos del lugar donde se originó el problema.

 

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