Vértigos y mareos, actualización y desarrollo
Introducción
En el año 1995 escribí para mi libro Dolores Corporales un capítulo referido a la situación que padecían muchas personas en las que referían estados de situaciones vertiginosas o mareos con características muy particulares, que hasta ese momento no se encontraban descritas en la bibliografía tradicional. Estos pacientes venían de un largo peregrinaje de distintos especialistas que no podían encontrar origen a la causa, por lo tanto tampoco tratamiento.
A continuación reproduciré dicho capítulo para que se entienda por qué produjo un extraño fenómeno de identificación de muchos miles de personas de muchos países a lo largo de más de una década.
VÉRTIGOS Y MAREOS
Es sorprendente cómo en los últimos años aumentaron las consultas de personas que padecían vértigos y mareos. En realidad, nadie debería sorprenderse si se tiene en cuenta que el incremento se produce fundamentalmente en las grandes ciudades. Aunque no existen estadísticas ciertas, el crecimiento está relacionado con el estrés que se vive en los gigantes de cemento. En un principio, el paciente se resiste a comentar lo que siente, cuando se atreve recibe la solidaridad de la gente que lo rodea, pero cuando la situación se prolonga en el tiempo, inmediatamente puede observarse el fastidio y luego la incredulidad de quienes en el comienzo lo apoyaban. Como consecuencia, el paciente se retrae y la soledad del problema comienza a ser parte de la patología. Teniendo siempre en cuenta que las emociones son la causa principal (a esto me refiero más extensamente en las próximas líneas), no sólo la soledad que vive el paciente es parte del problema, se le suma además, la dificultad de dar con un correcto diagnóstico. Es muy común que a través del tiempo, el peregrinaje por especialistas y sofisticados estudios sea interminable, especialmente cuando en apariencia todo está bien y no hay ninguna patología visible, situación que lleva al paciente a la incredulidad, perdiendo el propio juicio sobre lo que sucede, manifestando que ya no entiende ni a su propio cuerpo. Es obvio que la ansiedad va en aumento. Precisamente, si algo caracteriza a todos los pacientes vertiginosos, es su personalidad ansiosa que por supuesto data de antes de que se produjeran los mareos, pero frente a éstos la ansiedad llega a su máxima expresión. Tratando de unir el concepto biológico y el psicológico, nunca un síntoma como el vértigo y los mareos traducen una sensación física tan parecida a la misma situación que se vive emocionalmente. El paciente en general está atravesando una etapa de cambio emocional significativo. Por ejemplo, frente al casamiento o a la pérdida de trabajo, la llegada de un hijo, al finalizar los estudios y comenzar una carrera profesional, la inestabilidad de la nueva situación se transforma concretamente en una inestabilidad física expresada por su cuerpo a través de los mareos...ésta sería una explicación muy teórica si no la sustentamos con el proceso biológico subyacente. La situación descrita que refiere como “no perder la cabeza” ante una situación emocional desconocida, es precisamente la de los músculos del cuello que son los responsables de mantener el equilibrio de la cabeza. En ésta se encuentran nuestras principales fuentes de comunicación con el medio externo: la mirada y los oídos .Los músculos del cuello son los únicos en todo el cuerpo que se conectan con el sistema regulador de equilibrio en forma doble. Todos los demás músculos poseen una conexión simple. El sistema regulador de equilibrio utiliza la información de los músculos del cuerpo, en general, para procesarla del resto de la información proveniente de oídos y vista y conformar así la ubicación del cuerpo en el espacio. Como una suerte de preponderancia biológica, el doble sistema de conexión de los músculos cervicales nos está marcando la importancia de éstos en la regulación del equilibrio, cuando una persona se halla emocionalmente ansiosa tiende a contraer los músculos que unen la cabeza con los hombros y tensiona toda la musculatura que va desde la nuca hasta la parte más elevada de los hombros...ésta es la clara actitud de agresividad ( igual que la de algunos animales que erizan el pelo de su lomo para intimidad en forma agresiva a su posible rival), por supuesto contenida en el hombre moderno. Este gesto que hacemos los seres humanos de acercar los hombros a la cabeza y tensionar la nuca, es un resabio del gesto que usaba el hombre primitivo durante sus actos de caza. La tensión de hombros y nuca servía, en aquel entonces, para dar punto de apoyo a su poderosa mandíbula que estaba mucho más desarrollada que la que poseemos hoy y que se constituía en su principal arma.
Es sabido que la memoria ancestral de la historia filogenética está guardada en la parte más primitiva de nuestro cerebro, conocida como lóbulo límbico. Seguramente, hoy son otros los motivos por los cuales una persona quisiera morder, pero afortunadamente entre los adultos eso ya no se hace y se suprime, por supuesto que con mucha más tensión, en la zona crítica. Pero en los niños, en los cuales la educación social aún no se ha producido, es común ver estos mordiscos que a veces producen en sus juegos o cuando se enojan. No hay duda de que el hombre o mujer de una ciudad moderna, que se precie de serlo, varias veces en la semana se queja de su tensión cervical y todos sabemos de la agresividad que se vive en las urbes de alta densidad de población. Esta tensión cervical excesiva se transforma en un incesante flujo eléctrico conducido a través de los nervios que, en el caso de los músculos cervicales es un doble sistema nervioso que lo conecta con el sistema regulador del equilibrio corporal. Éste va a obtener tanta y tan excesiva información que las señales de corrección que va a realizar a posteriori, se traducen en sensaciones equivocadas es entonces cuando se producen los vértigos y mareos. La situación se va a ver potenciada por la presión que los músculos cervicales ejercen en el cuello, sobre las arterias que van hacia el cerebro, fundamentalmente las arterias vertebrales que se hallan en la región de la nuca y que son responsables del cuarenta por cuento de la irrigación total del cerebro, pero que además son las que esencialmente irrigan todos los elementos que participan en la regulación del equilibrio. Cuando la irrigación o el flujo sanguíneo se ven disminuidos, la sintomatología de vértigos y mareos se acompaña con molestos zumbidos y una disminución de la capacidad auditiva. Es cierto que a esta sintomatología se le agrega el dolor cervical que es otro signo que casi siempre aparece en estos cuadros, pero tampoco sería extraño que esté ausente, hecho que no invalida la existencia de mareos. Puede haber tensión cervical sin dolor pero con mareos. Esta situación de ansiedad-tensión-mareos-ansiedad, forma un círculo vicioso que no remite con facilidad. El paciente comienza a convivir con el cuadro soportando esta situación de forma crónica a veces durante años y su vida comienza a restringirse especialmente en lo social, ya que suelen ocurrir verdaderos ataques de pánico cuando un episodio sucede en público, cosa que es bastante común. El paciente refiere situaciones en las que creyó que iba a perder el conocimiento o como dicen sus protagonistas “sentí que me desmayaba”. Los lugares comunes son los grandes almacenes o supermercados, estos espacios poseen
excesivos estímulos sensoriales como por ejemplo, luces, sonidos y un altísimo tránsito humano en distintas direcciones que produce una verdadera irritación sensorial. Lo primero que siente el sujeto es la sensación de estar desorientado, luego le sobreviene aturdimiento con sensación de inestabilidad, la persona comienza a ponerse virtualmente fóbica y produce una descarga de adrenalina que genera transpiración, palpitación, ahogo y aumento de la frecuencia respiratoria que culmina con una insoportable sensación de claustrofobia, si no se retirase del lugar sin duda la persona entraría en pánico. Paralelamente, siente primero que su cuerpo se pone muy tenso y luego una sensación de flojedad a la que podría sobrevenir la sensación de desmayo, hecho que paradójicamente casi nunca ocurre. Los aeropuertos y cines son otros lugares en los que se suelen experimentar incidentes de este tipo. Es importante explicar a quien padece estos síntomas, que la tensión de los músculos cervicales a través de los mecanismos de confusión sensorial e hipoflujo sanguíneo transitorio, provoca mareos, pero los síntomas similares al desmayo que se caracteriza por la flojedad y la sensación de ahogo, son provocados en forma secundaria por el temor e inseguridad suscitados por la aparición repentina del mareo. En este momento hay una fuerte descarga de adrenalina, sustancia que es segregada por las glándulas suprarrenales y que produce sudoración, palpitaciones y aumento de la frecuencia respiratoria preparando al cuerpo para un estado de alerta o gran estrés. Inmediatamente sobreviene la descarga de otra hormona conocida como noradrenalina, que es segregada por la misma glándula pero con el efecto contrario, es vasodilatador y tiende a disminuir toda la tensión provocada antes, y es entonces cuando aparece esa sensación de flojedad y desmayo. El malestar subsiguiente, o sea la sensación de desmayo, confunde el diagnóstico ya que la persona, atemorizada, hace su consulta médica sobre la base de un desmayo o una bajada de tensión que ocurrió varias veces en un período muy corto. Cuando el paciente entra en esta etapa de gran miedo tiende a no salir de su casa y prefiere estar siempre en la cama, pues la considera un lugar seguro. Si sale a la calle suele hacerlo acompañado, pero a pesar de esto se halla temeroso. Esto es mucho más común de lo que uno cree, pero no tan conocido, ya que tanto el paciente como la familia tienden a no divulgar esta penosa situación. La depresión suele acompañar inmediatamente a esta sintomatología, y es precisamente a partir de aquélla cuando comienzan a aflorar los verdaderos y profundos síntomas emocionales que habían generado tanta ansiedad. Cuando la depresión se hace más intensa el paciente siente que su cuerpo ya no responde con energías suficientes. Existe un virtual estado de desconexión entre la intención y el cuerpo, la persona aumenta entonces su preocupación, ya que no puede cumplir con sus demandas laborales y hogareñas. La ayuda psicológica es imprescindible para superar este estado.
Desde el enfoque kinesiológico, la solución a nivel músculo facial está basada, primero, en la disminución de la tensión muscular, luego en la limpieza del tejido fibroso que se produce entre los músculos y por último, en la alineación de los ejes de la columna cervical y de ésta con respecto al resto de los segmentos corporales. La técnica de elongación manual selectiva suele dar importantes resultados en las primeras tres semanas, con una fuerte disminución de la sintomatología.
Todos sabemos que tenemos un ojo dominante sobre el otro, esto significa que un ojo hace foco y el otro se acomoda, pero cuando esto se dificulta se produce una patología conocida como astigmatismo. Concretamente, los problemas en la acomodación visual frente a un punto determinado del campo visual. Es común que el paciente vertiginoso sufra de astigmatismo con anterioridad a la aparición de los síntomas. Recordemos que los músculos cervicales toman como referencia para acomodar la cabeza en el plano vertical que la mirada tenga un plano horizontal paralelo al suelo, por lo que cualquier alteración en el campo visual, y fundamentalmente en la acomodación, será compensada con ajustes en los músculos del cuello. De ninguna manera se debe esperar de aquel que sufre vértigos, que tenga necesariamente problemas de acomodación visual, pero sí es un dato para tener en cuenta.
Otro elemento a considerar, desde el punto de vista biológico, es la tensión de los músculos, que se ve aumentada cuando sentimos frío en forma intensa y, particularmente, con los primeros fríos del año, cuando aún el cuerpo no se halla adaptado a las bajas temperaturas. Y si bien estas circunstancias provocan un aumento de la sintomatología, es imposible que produzcan vértigos por sí solas.
Las líneas precedentes tratan de dar una explicación biológica y psicológica, pero nos falta aún acomodar toda esta sintomatología en un contexto social, que fue en realidad con lo que habíamos empezado este artículo.
Desde el punto de vista de la transmisión cultural, la idea de bajar la cabeza significa humillación o humildad, mientras que la idea de levantarla comunica dignidad. Todas las religiones proponen bajar la cabeza ante Dios como muestra de humildad y, así, reconocerlo como un ser superior. Desde que el poder existe entre los hombres, bajar la cabeza ante el que lo sustenta ha sido un signo de dominio y humillación, por el contrario mantener la cabeza firme y erguida como los soldados en su formación, es un signo de dignidad. “Esconder la cabeza” o “llevar la frente bien alta” son dos conceptos que han tenido un claro sentido y vigencia desde siempre.
Sin querer, la cultura popular ha dado un trabajo extra a los músculos cervicales y fundamentalmente a los de la nuca. En nuestros días, donde priva el individualismo, un cuello rígido, a pesar de ser causante de dolor es un símbolo de éxito, y una cabeza caída es una expresión de fracaso. Claro que esto no es casualidad, los primeros músculos que aprendemos a mover en forma voluntaria son precisamente los músculos del cuello, y esto ocurre generalmente en los tres primeros meses de vida. Pero ya de adultos siguen siendo los músculos del cuello los responsables de mostrare nuestra voluntad ante la sociedad.
El vértigo y el mareo se definen como sensaciones subjetivas donde la persona siente que los objetos se mueven, a pesar de tener conciencia de que esto no ocurre, por lo tanto es un problema de percepción. La percepción es precisamente un paso intermedio entre las sensaciones y el pensamiento y, como hemos visto, son muchos los elementos que se pueden influir en este paso intermedio. Siempre desde la subjetividad, pero en forma concreta existe el malestar, y de la misma forma se debería actuar frente a él.
Características de los episodios de vértigo
Nivel 1:
Fuerte sensación de inestabilidad de corta duración, apenas unos segundos, lo origina alguna emoción fuerte o un cambio brusco de la posición de la cabeza. Se refiere con frases como: “sentí que se me movía el suelo”, “sentí que me movieron la cabeza”.
Nivel 2:
Sensación de inestabilidad prolongada que dura casi un minuto, seguido de sudoración y palpitaciones por una fuerte descarga de adrenalina (producto del susto y no de la tensión cervical que es el origen del mareo). Suele ocurrir en lugares muy concurridos (grandes almacenes y supermercados). Desaparece saliendo de los lugares mencionados y deja una desagradable sensación similar a una bajada de tensión arterial.
Nivel 3:
Inestabilidad casi permanente: desaparece sólo en la cama. Hay estado de aturdimiento y gran temor. El paciente refiere “que camina sobre algodones” o “que está en las nubes”. Percibe al entorno con una extraña sensación de irrealidad que contrasta con que nunca hay pérdida de la conciencia ni de lógica.
Nivel 4:
El paciente vive en un estado de ansiedad permanente. Aprende a vivir con los episodios. La contractura cervical no le parece motivo suficiente como para padecerlos. Este equívoco desorienta el tratamiento y la situación se vuelve crónica. Existen pacientes que conviven con ella durante años alternados con ciertos períodos de calma.
Ya leído el capítulo, es interesante aclarar que si bien ese libro tuvo su difusión pudo alcanzar la masividad cuando en el año 2004 Internet era un elemento corriente en el uso del acceso a la información a nivel mundial, donde volví a publicar dicho texto en forma de artículo. Por lo tanto como todos sabemos que Internet es una ventana al mundo, con el correr del tiempo comenzó a posicionarse como un artículo muy leído en los principales buscadores de la red, alcanzando luego de poco más de un año los primeros puestos entre cientos de miles de webs que hablaban sobre vértigos y mareos, y manteniéndose en la actualidad cuando escribo estas líneas en esta situación.
Esto me llevó a una interacción distinta a la que tenía en la década entre que escribí el libro mas todos los pacientes atendidos, comencé a recibir una cantidad de mails tan cuantiosa y de tantos países solicitando atención, mayor información y fundamentalmente destacando la identificación con lo que usted ha leído, al punto que comenzó a aparecer un patrón común en casi todos los mails, con frases que los describían como “esto es lo que yo hubiera escrito”, “es como si me leyera la mente”, “ es como si yo le estuviera contando mi caso por teléfono y usted escribiéndolo”, y muchas expresiones más que serían redundantes.
La descripción no surgió de la magia, ni de poderes sobrenaturales, sencillamente que desde 1995 hacia atrás me había ocupado de escuchar atentamente a todas esas personas que acudían a mi consulta, y me tomé el trabajo de metodizar sus relatos hasta alcanzar una descripción tan real como las vivencias de esas personas a las que atendía. Pude llegar a un relato tan veraz como sus vivencias, sólo fui un retransmisor de los padeceres de otros, hacia personas que creían que sólo a ellos les ocurría ese problema y no sabían cómo expresarlo.
Mi trabajo de evaluación y tratamiento sobre vértigos y mareos comenzó alrededor de 1990 con aquellos pacientes a los que se los había visto como personas raras ya que no tenían nada y se quejaban mucho. Para mí sus quejas dejaron de serlo en la medida que comencé a observar ciertos trastornos en la zona de la base de la nuca que era común a todos ellos. Por aquella época que al día de hoy son mas de dos décadas, mis conocimientos alcanzaban sólo para saber que no eran ni raros ni quejosos, que los músculos del cuello y en la estructura de la base del cráneo había algo que si yo lo realineaba, aunque no tuviese claro la fisiopatología, los cuadros disminuían en frecuencia e intensidad y mejoraba su calidad de vida, lo cual para aquellos tiempos en esos pacientes era mucho.
Hoy con mas veinte años de trabajo, con una profunda investigación que surgió de una observación meticulosa y repetitiva en innumerable cantidad de casos, me encuentro en condiciones de describir al detalle la fisiopatología del origen de estos vértigos y mareos, las connotaciones psicológicas de sus orígenes, los alcances sociales que ocurren como efectos secundarios a los largos años que suele padecerse esta patología cuando no se encuentra solución, y por supuesto una técnica eficaz que ya no se trata de disminuir la frecuencia y la intensidad para dar calidad de vida, sino para terminar con el problema.
A continuación leerán algunos mails recibidos como fiel testimonio de lo antes expuesto, donde sólo suprimiré por cuestiones éticas la dirección de correo y cualquier posible identificación de la persona, y se trascriben tal cual se recibieron con su sintaxis y ortografía originales a fin de mantener la máxima fidelidad de la información.
MAILS
1º- F.A. 12/06/06
“Hola, ante todo discúlpeme, porque lo ultimo que quisiera es hacerle perder tiempo.
Resulta que me he quedado totalmente impresionado al leer el articulo sobre VERTIGOS Y MAREOS, porque al llegar a CARACTERISTICAS DE LOS EPISODIOS DE VERTIGO, resulta que son exactamente los síntomas que vengo padeciendo desde hace algo más de tres meses.
También los padecí el año pasado entre los meses de Septiembre a Octubre del 2004, luego desaparecieron, y este año llevo así desde noviembre de 2005 aproximadamente.
He acudido en varias ocasiones al médico de cabecera, a un otorrinolaringólogo e incluso me han hecho una resonancia con contraste de la cabeza y oídos, en la que le resultado ha sido normal.
Mi pregunta es muy simple, ¿tiene cura lo que tengo?, ¿dónde debo acudir?, estoy bastante desesperado, y ya lo único que hago es ir de casa al trabajo y del trabajo a casa, no tengo ganas de salir ni hacer nada con la familia o amigos.
Vivo en Cádiz, España, soy varón y tengo 37 años.
MUCHAS GRACIAS Y FELICIDADES POR SU TRABAJO.”
2º- JGS 20/09/06
“Me llamo XXX, tengo 24 años y resido en Madrid (España).
Hace unos días encontramos en Internet su trabajo publicado sobre la tensión cervical, al leerlo me sentí totalmente identificado, ya que como usted indica esto es un peregrinar de especialista en especialista sin un diagnóstico acertado, así durante más
de cinco años, habiendo sido tratado por otorrinos, neurólogos, cardiólogos, traumatólogos, fisioterapeutas, rehabilitadores, etc., sin que ningún tratamiento haya sido efectivo.
De los cuatro niveles de vértigo-mareo que hace referencia en su escrito, mis síntomas encajan perfectamente en el NIVEL 3.
Le agradecería me indicase algún tratamiento a seguir o si sabe de algún centro especializado en realizar el tratamiento en España-Madrid.
A la espera de sus noticias, reciba un cordial saludo.”
3º- R. 02/04/07
“Un saludo muy cordial.
Le escribo desde Madrid (España)
He leído su página Web, concretamente www.arieljoselovsky.es y le quedo muy agradecido, porque esos síntomas son los que tengo al 100%, desde hace 7 años he ido visitando médicos especialistas, me he hecho todo tipo de pruebas y nadie me ha encontrado nada, mi vida quedó limitada por los mareos, los síntomas que usted describe en su Web, incluso llegué a pensar que era el Síndrome de fatiga crónica….
Cuando estaba leyendo su Web, parecía que era yo quien lo escribía, me he sentido identificado al 100% con esos síntomas, cuando entro en grandes almacenes, cuando hace frío, todo.
Le quería preguntar, desde Madrid a quién puedo acudir para tratar esta sintomatología y su solución, ya que por fin he encontrado a alguien que describe mis síntomas al 100%.
Muchas gracias de antemano, y quedo a la espera de su respuesta.
Un abrazo muy afectuoso, que Dios le bendiga.
XXX”
4º- AHO. 21/06/07
“Hola: acabo de leer su artículo de vértigos y mareos y la verdad es que me siento muy identificado con este.
Le cuento un poco lo que son mis síntomas.
Llevo en este estado desde hace un año y medio más o menos. Tengo una inestabilidad continua, mi sensación (en términos de calle) es como que no me llega suficiente líquido a la cabeza.
Es una sensación continua, antes sólo me pasaba cuando estaba de pie, pero ahora incluso cuando estoy sentado.
Esto también me impide hacer esfuerzos, sobre todo hablar fuerte, gritar, soplar fuerte….
También tengo otro tipo de mareos, que es sobre todo cuando estoy solo o dando un paseo y me encuentro a gente, o me presentan a alguien o tengo que hablar a una cuanta gente, me dan mareos del tipo que se mueve todo durante unos segundos.
Este tipo de mareos últimos se producen también al cambio de postura: de estar sentado al levantarme, volverme……….
Por favor, me gustaría que me dijera cómo se me puede pasar esto, o a quién puedo visitar…la verdad es que es bastante incómodo vivir así.
Sin más.
Un saludo."
5º-RPC. 12/07/07
“Buenas tardes. Les escribo porque leyendo su página Web acerca del tema de vértigos y mareos me he sentido plenamente identificado. Mi historia comienza ya hace casi 5 años cuando por primera vez sentí la sensación muy bien descripta por ustedes de “percibir extrañamente el entorno que me rodea”. Desde ese momento esa sensación nunca se ha desvanecido, y a pesar de ir a varios especialistas, los cuales me han dicho que estoy perfectamente, me he resignado a ir tirando con esto. Ha llegado un momento en el que me he acostumbrado a vivir con este miedo y lo he catalogado a mis excesos de hachís.
La verdad que leyendo su artículo se me ha abierto una pequeña esperanza y cualquier información que me pudiesen dar al respecto me serviría de mucho. Tienen razón cuando dice lo de la poca comprensión social…incluso te planteas si te has vuelto loco.
En fin, sin mucho más que decir, le agradezco de antemano cualquier ayuda.”
6º- ELO 14/07/07
“Hola, acabo de ver su página Web, y sinceramente por una vez en la vida encuentro un texto que define bien mi “enfermedad”. Hace 7 años empecé a padecer ataques de vértigo, o eso creo yo, tengo una sensación de que todo me da vueltas, de que me caigo, sufro también una inestabilidad bastante frecuente, por ejemplo en lugares muy abiertos y grandes, supermercados, discotecas, cines, amplias avenidas, terrazas de bares, restaurantes de gran volumen, estoy inestable en esos lugares pero en cambio puedo conducir, no he tenido jamás vértigo conduciendo y en mi casa raras ocasiones he podido tener esa sensación de inestabilidad como tengo en la calle, a veces ando 100 metros y cuando paro siento esa sensación de inestabilidad. Hace dos semanas tuve un fuerte ataque de vértigo en mi casa y volví a hacer el mismo procedimiento de siempre: análisis (todo correcto), tensión (todo correcto), vista (0,5 de astigmatismo en un ojo, o sea nada) y opté por ir a un fisioterapeuta, llevo ya cuatro sesiones con él, noto mi mejoría con los dolores cervicales y dolores musculares en la espalda, pero no acabo de quitarme esa sensación de inestabilidad. Este fisioterapeuta en la sesión de hoy me ha explicado que estaba usando una técnica que con ella hace equilibrar un poco el cuerpo, se trata de “presionar bien el cráneo por si hubiese algún sitio donde pudiese haber algún nervio o tendón pinzado”, hoy noto inestabilidad, me ha dicho el fisio que hoy sería normal, porque me ha estado manipulando un poco y se tiende a bajar un poco la guardia, pero sigo desesperado por encontrar una solución que me quite este síntoma de inestabilidad, voy inseguro a todos lados, estoy en algún restaurante estoy mal, porque me siento inseguro, me pongo a comer y el gesto de bajar la cabeza para ponerme a comer, ya me viene la inestabilidad, me gustaría poder acabar con el problema ya de una vez por todas, cree que hay solución???”
7º- C.G. 30/07/07
“Hola Ariel!!!:
Primero que nada me presento, te escribo desde Chile y mi nombre es XX XX. No sabes lo gratificante que fue para mi leer tu página en Internet en la que te refieres a los mareos-contracturas cervicales. Me sentí plenamente identificada con todo lo allí descrito, ya que soy una de las tantas personas que se encuentran sin rumbo fijoen lo
que ha diagnóstico se refiere. Esta lectura me ayudó mucho para saber que aún tengo esperanza con la enfermedad que me embarga y que me ha mantenido casi inválida durante todo este año. Te cuento, desde enero que me encuentro con un Síndrome vestibular, me he realizado todos los exámenes imagenológicos y de sangre que existen, sólo la nistagmusgrafía en silla giratoria me resultó alterada. Con respecto a eso va mi pregunta, ¿puede resultar el examen funcional del VIII par craneano (ya sea en silla giratoria o prueba calórica) alterado si la causa sólo se debe a contractura de músculos cervicales ??? o necesariamente al salir alterado significa una lesión en el vestíbulo o nervio auditivo ??¿¿Por qué los antivertiginosos y vasodilatadores cerebrales aún no han podido recuperarme??. Ningún médico ha resuelto que pueda deberse a contractura y me han diagnosticado hasta patologías psiquiátricas.
Bueno, espero tu respuesta con muchas ansias…
Se despide con mucho cariño…La desesperada XX XX…”
8º- S.P. 16/09/07
“Doctor Joselovsky:
Antes de nada quiero hacerle saber que me he sentido tremendamente aliviada al toparme con su página en Internet. He pasado años de consulta en consulta, visitando todo tipo de especialistas y haciéndome todo tipo de pruebas, siempre con resultado negativo ( por una parte, afortunadamente) pero con la inquietud permanente de saber que algo me ocurría sin determinar qué.
Buscando información en Internet, he tenido la fortuna de leer la disertación que usted expone acerca del problema vértigo-mareo y, como ya le he comentado al inicio, me he sentido bastante aliviada. Aliviada porque describe, con toda exactitud, síntomas que vengo padeciendo hace tiempo y que, muchas veces, he llegado a pensar, que eran sólo fruto de imaginación, con lo cual, he de darle mi agradecimiento por hacerme saber que no es algo irreal lo que me ocurre.
Ahora bien, tras este alivio, surge mi preocupación, que se convierte en una serie de preguntas que, tengo la esperanza, de que usted pueda responderme. Básicamente, me gustaría cuál es su recomendación para solucionar esta problema, a qué profesional debo dirigirme o qué medidas debo adoptar. En fin, quisiera que me orientara sobre los pasos a seguir para poder enfrentarme a esta situación que, a veces, llega a ser tremendamente estresante.
Quedo a la espera de su respuesta, la cual le agradeceré sinceramente.
Mi reconocimiento y agradecimiento van por adelantado.
XXX”
9º- R.A.27/09/07
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“Estimado Joselovsky:
Increíble!!! pero lo de los vértigos y mareos es TAL CUAL lo que padezco hace 9 meses, estoy con esos trastornos de ansiedad supuestamente Panic Atack pero para mi es solo lo que Ud. Expone en el artículo, estoy medicada con Alplax y noto que si disminuyo levemente pero ya es como convivir con estos benditos ataques y necesito bajar la medicación y buscar formas NATURALES de salir, Ud tendrá para recomendarme cómo?
Muchísimas gracias por su gentil atención.
XX XX”
10º- T.P 04/12/08
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“Hola, mi nombre es Teresa y vivo en Alicante-España, he leído tu artículo sobre los mareos y vértigos, y me he sentido plenamente identificada. Levo 6 años en este estado y el miedo se ha apoderado de mi de una forma sólida. He visitado y gastado mucho dinero en médicos, psiquiatras, psicoanalistas, pero no veo la luz, no tengo ninguna calidad de vida, no disfruto de nada. Estoy totalmente desesperada, me puedes ayudar por favor?”
11º- A.M. 09/12/07
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“Don Ariel
Primero le envío un saludo a la distancia, soy de Costa Rica, un pequeño país de Centroamérica. Le comento que buscando en internet encontré un artículo que describe al 99.99% el problema que tengo
Dicho artículo se llama Vértigo y Mareos (URL htpp://www.arieljoselovsky.com/vertigo%20%20mareos.htm)
Estos padecimientos ya lo había tenido una ocasión hace 3 años y me llevó de un doctor general, un oftalmólogo (usted comenta ese problema de la vista en ese documento y el oftalmólogo pensó que era un glaucoma) y ahora hace dos meses a un Otorrinoralingologo hasta mi actual doctor un Neurólogo el cual me indicó que mi problema era cervicales y espalda.
Le cuento que los masajes y estiramientos que me realizó el neurólogo funcionaron por 2 meses pero cada vez estoy peor, no mejoro. Para afirmar más la teoría del artículo le comento que soy Informático y profesor universitario. Padezco de un stress que creí controlable por que practicaba ejercicio 3 veces por semana, pero creo que no fue tan suficiente.
Deseo felicitarlo por su artículo y también le solicito un consejo para curarme por que entre los mareos y zumbidos en los oídos me van a volver loco por que soy una persona hiperactiva.
Agradeciendo de antemano cualquier colaboración se despide.
XXXX”
12º- I.G. 08/01/08
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“Estimado Sr. Joselovsky,
Me dirijo a usted porque he leído su artículo sobre mareos y vértigos y estoy impresionada al ver que hay alguien que se acerca tanto a cómo me siento desde hace más de seis meses. Estoy en tratamiento psicológico básicamente por ansiedad pero los mareos no remiten. He dejado de conducir por pánico, sobre todo porque tengo tres niños pequeños y no quiero que les pase nada malo. En fin, quería saber si hay algún profesional que utilice su método en Granada, ya que es aquí donde vivo.
Le agradecería queme contestara en cuanto le sea posible porque mi situación en realmente penosa.
Muchas gracias.”
13º- A.G. 01/04/08
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“Hola, muy buenas tardes me llamo XXX, tengo 26 años y soy de Barcelona. Me gustaría poder recibir información sobre este método y si se aplica en algún lugar de Barcelona. Ya llevo 13 años con mareos y vértigos y ningún especialista, ni neurólogo, ni psiquiatra, ni otorrino…han podido encontrar nada relacionado con los vétytigos y los mareos por lo que han acabado “deduciendo” que son causa de mi imaginación y que solo lo hago para llamar la atención, cosa totalmente falsa.
Llevo medicándome desde los 13 años, he ido a un montón de psiquiatras y psicólogos y realmente al leer el artículo relacionado con “Vértigos y mareos” de Ariel Joselovsky me he sentido totalmente identificada, incluso parecía que estuviese hablando de mi caso. En “características de los episodios de vértigo” me veo claramente reflejada en el nivel 4.
He perdido 2 años de instituto y 2 de universidad por lo que se que es estar en la cama sin poder levantarse durante 1 año seguido.
Me gustaría poder llevar por fin una vida normal y poder tirar adelante como la mayoría de las personas sin tener que sentirme un bicho raro por no poder hacer según que cosas.
Agradecería mucho una dirección de contacto, un centro, cualquier sitio donde se aplique su método ya que me sería de gran ayuda.
Muchísimas gracias y felicidades por esta Web y todo su contenido.
Saludos.
XXX”
14º- R.U. 28/04/08
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“Hola Ariel. Mi nombre es XXX XXX. Siempre he destacado la utilidad de Internet, pero siempre lo hice pensando en información relacionada con un conocimiento más del lado técnico, es decir, computación, material científico de utilidad pero desde una perspectiva pensando siempre en otro.
Ahora estoy padeciendo estos mareos y no conforme con el diagnóstico del médico me decidí a buscar por mi propia cuenta. He encontrado foros de personas que están pasando por la misma situación y eso me tranquilizo mucho. Seguí en la búsqueda y me encontré con tu artículo y lo único que tengo para decirte es un GRACIAS gigante!
Realmente un artículo completo y certero no se encuentra todos los días.
Hace una semana y media que estoy con mareos y sin otro síntoma, exceptuando la energía que me saca.
Tengo un poco de astigmatismo pero nunca utilice los lentes, estoy por terminar una carrera, sin trabajo y además tengo que mudarme, también incluí mi problema de pie plano y llegue a pensar cosas peores, pero tu artículo me dio más tranquilidad. Hoy voy a volver hacer otra consulta con otro médico y voy a imprimir tu artículo, tal vez se lo muestre después de lo que me diga.
Desde ya muchas gracias desde Uruguay,”
15º- J.C. 07/05/08
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“Hace unos días navegando me encontré con su estudio sobre los mareos y las cervicales. Fue un regalo para mí, pareciera que me llamó por teléfono y yo le conté todo lo que he tenido durante los últimos 5 años y que usted lo escribió, y es un regalo porque después de muchos médicos y estudios, yo sinceramente pensé que yo sola me inventaba todo. Se siente tan bien saber que es algo real y sobre todo que es algo que se puede solucionar. Creo que usted se encuentra en Argentina y mi mama ya me había invitado a acompañarla a Argentina en verano, y cuando le platique me dijo que investigara y que me viera si me podría atender, pero creo que no es una idea muy práctica, ya que no estaríamos más de 15 días por allá, y eso siempre y cuando yo esté en condiciones de viajar. Por todo lo anterior quisiera preguntarle si usted tiene alguna persona que me recomiende aquí en mi ciudad. Yo vivo en Guadalajara Jalisco, México y encontré un kinesiólogo pero también es traumatólogo y ortopedista, aunque se dice experto en kinesiología aplicada, y la verdad es que después de ver tantos médicos, no se si al ser la traumatología su especialidad, puede irse por otro lado que no sea su diagnóstico y entre yo a otro tratamiento de meses que finalmente no me soluciona nada, como me sucedió con los quiroprácticos, acupunturistas, neurólogos, etc. Por lo que le pido su ayuda en elegir lo que realmente usted crea que me pudiera ayudar.
Soy mujer, tengo 42 años, y más o menos comencé con el problema cuando tenía 36-37
Le agradeceré mucho su ayuda, y Dios bendiga el momento en que me encontré con su página Web.
XXX”
En los capítulos siguientes a través de casos concretos describiré cómo arribaron los pacientes, cuál era su situación biológica, psicológica y social, y hasta qué punto por no encontrar una solución la problemática llega a casos extremos donde el peregrinaje lleva muchos años y se transforma en verdaderas tragedias sociales. Por supuesto guardaré para el final la descripción de la fisiopatología y el tratamiento de este síndrome.
El primer caso que describiré será uno que fue publicado y muy leído de mi libro Confesiones del cuerpo y que también sirvió como antes dije para que mucha gente se identifique con una situación tan compleja y prolongada como la que vivió esta persona.
Caso 1: (extraído del libro “Confesiones del Cuerpo” – Ariel Joselovsky 2004
Cuando recién me instalaba para vivir en una nueva ciudad y aún no tenía mi consulta disponible, sólo me dedicaba a dictar conferencias, fui invitado a un importante programa de salud televisivo con la intención de dar a conocer mi enfoque sobre los problemas del cuerpo. Afortunadamente el programa tuvo una excelente repercusión y fui invitado a participar al día siguiente, esto trajo aparejado una gran cantidad de consultas telefónicas que tuve que ir contestando en los días siguientes. Entre tantas consultas, alguien se repetía de forma insistente, por muchas semanas que no solo quería exponerme su problema requiriendo mi opinión, sino que insistía en forma sistemática en que lo viese y de ser posible que lo atendiera. La atención a pacientes no estaba en mis planes hasta los próximos meses, me vi en la necesidad de explicarle este impedimento como lo hice a muchas otras personas que habían solicitado lo mismo, pero la insistencia de él y de otros casos que parecían encontrarse muy angustiados y
que ya habiendo recibido diagnósticos y tratamientos no habían tenido solución, hicieron que replanteara la situación de la apertura de la consulta y acelera los trámites burocráticos para su inauguración.
La insistencia de CC era realmente llamativa, ya que durante casi dos meses (tiempo mínimo de instalación de la consulta), la frecuencia de sus llamados era de dos a tres veces semanales, por lo que cuando se hizo presente a la primera consulta sus llamados habían superado algunas decenas.
Esto me generaba una gran expectativa, con su voz grave y seria, me había explicado su problema de vértigos y mareos y su largo peregrinaje donde aparecían diagnósticos difusos y lo que para él era aún peor, de acuerdo a su relato, el diagnóstico de que no tenía nada y que probablemente se los inventase por cuestiones psicológicas.
Imaginaba a CC una persona de aproximadamente 40 años, como describía muy bien sus síntomas siempre me concentré en eso y nunca le había preguntado su edad cuando nos comunicábamos telefónicamente, error que admito porque me habría dado un cuadro de su situación social, en cuanto a responsabilidades, también cometí el error de presuponer que CC se dedicaba a una actividad de tipo empresarial y que se encontraría agobiado por los problemas propios de ese tipo de emprendimientos. Prácticamente lo prejuzgué como lo que hoy se denomina un “yuppie”, otro grave error mío, a pesar de la larga experiencia de contestar consultas telefónicas durante tantos años, pero esta fue una buena oportunidad para aprender y no repetirlo.
Estando en el despacho de la consulta se me informa que CC se encuentra en la sala de espera, cuando salgo a recibirlo, y como en ese lugar suele haber más de una persona, no lo encuentro entre ellas y me dirijo a la secretaria para preguntarle dónde se había metido, me indica que CC era el joven sentado con pantalón vaquero desgastado, una camisa sport, cara de gran preocupación que escondía el miedo de alguien muy joven y con un aspecto desamparado; lejos estaba del yuppie todopoderoso que atravesaba un mal período, lo invité a pasar a la consulta y tuvimos una larga charla.
Mi error en el prejuicio tenía un basamento, por un lado su voz parecía de un hombre de muchos más años que sus 24 y por otro, su madurez se acercaba más a la de un hombre de mediana edad que a la de un joven. Esto no invalida mi error y convalida la premura de él por ser recibido por alguien que en un principio, por lo que había visto en TV, le inspiraba confianza.
La cantidad de estudios por imágenes de la más alta tecnología que me había traído era asombrosa, en los cuatro años que padecía de vértigos y mareos había recurrido a múltiples especialistas,, neurólogos, traumatólogos, otorrinolaringólogos y todos le habían solicitado los mismos estudios en la zona cervical. Las especialidades que había
visitado eran las lógicas a recorrer cuando aparece este tipo de sintomatología, en su relato, siempre muy descriptivo y detallista, me explicó que había pasado por profesionales muy comprensivos y honestos que reconocían no encontrar nada que justificase el cuadro, hasta otros que sin dejar de ser honestos, equivocaron su diagnóstico, lo sometieron a tratamientos que no dieron resultado pero cuyas medicaciones se basaban en estados depresivos o alteraciones psicológicas, y estas sumado a los vértigos y mareos le provocaban sueño y falta de coordinación muscular lo cual agravaba más la situación.
Su última consulta médica, fue la que lo llevó a un estado de reclusión social, esto es alejarse de sus amigos, perder un noviazgo de más de dos años, abandonar los estudios y no querer ver más médicos y solo apoyarse en el afecto de su núcleo familiar más estrecho, digo que lo llevó a ese estado porque una médica, que por lo que voy a contar no representa a la medicina sino que representa ni más ni menos que su triste personalidad y su falta de ubicación vocacional en la tarea que realiza, y que refleja que a veces los problemas de la medicina no son la medicina misma , sino en particular quienes la ejecutan y a ello se les debe atribuir la responsabilidad de los actos.
Esta persona, le espetó a CC en compañía de su madre que termine con esta historia y que reconozca su condición de drogadicto.
CC quedó perplejo, y estalló en cólera, su madre, que también se enojó ya que conocía los hábitos de su hijo y sabía que no solo no se drogaba sino que físicamente se veía imposibilitado de proveerse de las drogas ya que se pasaba el día en su cuarto y su único vínculo con la sociedad era ella misma, quien lo alimentaba, le brindaba afecto y cuidaba de su higiene personal. Esto no condena, de ninguna manera a las personas que padecen la enfermedad de las adicciones, pero semejante grado de confusión le quitó a CC toda posibilidad de creer en alguien, porque la acusación de la adicción en si misma no lo había ofendido, sino que lo había lastimado y mucho que se lo trate de mentiroso y manejador.
Cuando comencé a explorar físicamente a CC tumbado en la camilla, mostraba un cuello rígido, con casi todas las características que ya expliqué en el ítem que describía el auto collarín, detrás del cuadro gris que se veía en su personalidad actual se observaba en CC una persona intelectualmente muy desarrollada y de un nivel cultural elevado, todos sus músculos se hallaban sumamente tensos, los ECOM, cruzaban por delante su garganta de forma muy hipertónica y su laringe quedaba comprimida entre medio de estos dos, como ya vimos, esto refiere a un llanto contenido, pero no lo relacioné a una situación de sentimientos muy antiguos sin expresar sino a la angustia actual producida por la falta de comprensión y solución a un problema que el entendía y no se equivocaba tenía una raíz eminentemente biológica. Sus escalenos se hallaban tensos y provocaban cierto grado de inspiración permanente en el tórax, al tiempo que en el brazo izquierdo comprimían las raíces nerviosas y provocaban adormecimiento en la mano, algo que no le preocupaba ya que quedaba muy por detrás de su problema original que eran los vértigos.
En la revisión de los músculos propios de la nuca, la tensión rayaba en lo increíble, los músculos propios de la base de la cabeza estaban sumamente fijos y dolorosos, pero el gran hallazgo se encontró en la palpación del poderoso músculo esplenio, del que cabe recordar mantiene la cabeza en posición vertical y es muy fuerte a la hora de echar hacia atrás a esta y se relaciona con los sentimientos de agresividad y miedo. Del lado izquierdo con una palpación selectiva, habiendo logrado desplazar la gruesa capa del músculo trapecio y penetrando con mis dedos índice y medio por detrás de este músculo y palpando directamente el esplenio a la altura de las últimas vértebras cervicales, en una maniobra que provocaba ligero dolor, pero que el paciente iba entendiendo que me estaba acercando al núcleo del problema y colaboraba de una forma extraordinaria, encontré entre los haces de este músculo un nódulo fibroso del tamaño aproximado de un huevo de codorniz. Este nódulo fibroso que tenía un eje longitudinal de aproximadamente el doble de su eje transversal, lo cual le daba una forma ovoide, no era posible verlo en los estudios de imágenes realizados ya que en estos no se destaca este tipo de tejidos, ni se realizan en la medicina actual estudios que muestren o demuestren la presencia de nódulos fibrosos por lo que la palpación clínica sigue siendo el elemento excluyente para el hallazgo de este tipo de formaciones.
La sensibilidad de los dedos experimentados permite determinar el tipo de contextura de del tejido palpado y permite hacer el diagnóstico diferencial de cualquier neoformación que necesite ser extraída para una biopsia.
El tratamiento consistió primero, en liberar el cuello del paciente de las tensiones puntuales que existían en cada uno de los músculos, trabajando con la técnica específica para esto, se logró desbloquear las tensiones de los músculos de la parte
anterior del cuello, se hicieron maniobras de estiramiento de los músculos escalenos y con una manipulación precisa se fueron abriendo y desbloqueando las distintas capas de la parte posterior del cuello, una vez que me encontré con que este tenía los músculos en su justa tensión y a su vez estos alineados y balanceados cumpliendo con su correcta función biomecánica, algo que llevó la primera semana donde trabajamos prácticamente a diario sesiones muy prolongadas, tenía claro cual era el diagnóstico y CC confiaba en eso por lo que como el me dijo había soportado mucho tiempo la sintomatología y estaba dispuesto a trabajar todo el tiempo disponible.
Luego de la primera semana comenzaron a aparecer los primeros síntomas, que nos indicaban una disminución de la sensación de vértigo, esto causó felicidad y esperanza en el paciente y por lo visto también a su entorno familiar, ya que en todas las sesiones venía acompañado por su madre o su hermana.
Tenía claro que el rival a vencer era ese gran nódulo fibroso que se había conformado a través de mucho tiempo, imposible determinar cuánto pero sin duda muchos años, que como ya vimos en el capítulo correspondiente donde se habla de la formación de tejido fibroso, este no era ni mas ni menos que un conjunto de catabolitos ácidos, por decirlo de otro modo más sencillo “basura metabólica”, producto del deshecho de la actividad singular de la zona, y que el gran aumento de la tensión de los músculos de la zona, sumados al desbalance mecánico de las tensiones del resto de los músculos del cuello, habrán provocado en el inicio un lugar que impedía el correcto barrido de impurezas ya que la circulación linfática y venosa correspondiente no absorbían los deshechos a la velocidad que se necesitaba y por otro lado, la misma compresión no permitía una buena irrigación a través de las arteriolas que aportase el oxígeno y nutrientes suficientes para que la zona mantenga su correcta vida. Este déficit entre la entrada de los elementos para el desarrollo del metabolismo zonal y el impedimento de la salida de la basura metabólica habían producido el nódulo, una vez instalado este, su propio volumen se transformaba en otro objeto que bloqueaba y aumentaba el problema de entrada y salida de flujos, este círculo vicioso no hizo más que hacer crecer el nódulo a través del tiempo.
Esta explicación es aplicable a cualquier lugar del cuerpo donde existan un conjunto de músculos en estado de tensión máxima y en desequilibrio biomecánico.
Siguiendo con el caso de CC, comencé a hacer un trabajo puntual en el que penetrando con mis dedos en los músculos posteriores de la nuca, ejercía una manipulación con el dedo medio montado sobre el índice, que me permitía alcanzar el nódulo como si mis dedos fueran un cincel y a través de la presión de estos, provocar una fricción en la periferia del volumen de la masa fibrosa e irla desgastando. Este trabajo es ligeramente doloroso y por momentos doloroso para el paciente, pero como lo refieren siempre éstos, sienten que a pesar del dolor el efecto de liberación que se produce en la zona, le indica parafraseando a CC “siga que vamos bien”, cosa que yo no dudaba en ningún momento pero no quería llegar a niveles tortuosos con la maniobra, por lo que siempre combino con el paciente que me indica con su voz o con algún gesto de sus manos que detenga la maniobra o alivie la presión, pero si hay algo que nunca piden y con CC esto también ocurrió es que retire los dedos del lugar.
Se observa en la expresión de los pacientes un enojo hacia el lugar del dolor que en definitiva es el tejido fibroso, como si esa parte del cuerpo no les perteneciese y que sin ninguna duda materialmente es el objeto de su padecer, no deja de ser parte de su cuerpo y yo se los comento, pero siempre la respuesta es “rómpalo”, “destrúyalo”, una incitación a agredir ese punto que muestra un odio contra este.
Sin duda los factores que llevaron a CC a tensionar los músculos tendrán que ver con un sentimiento de agresividad y enojo, y el nódulo representa simbólicamente el motivo de la producción de ese enojo, el paciente descarga toda su furia contra él a través de mis dedos, casi siempre en estas situaciones los pacientes empiezan a contar el sentimiento y la motivación que los ha llevado a esa circunstancia pero CC se mantenía parco a la hora de hacer comentarios sobre qué lo tuvo y lo tenía tan enojado. Por lo que avanzábamos muy bien en la evolución favorable de la patología ya que semana a semana el nódulo se hacia más pequeño y proporcional a esto, la sintomatología iba disminuyendo, al promediar el mes de trabajo CC, comenzaba a ser un hombre con una sonrisa en la cara, ya sus esperanzas se transformaban en una realidad y comenzaba a salir de su casa para realizar una vida social, se reunía con amigos y hasta llegaba a salir de noche.
Los vértigos y mareos se habían hecho muy esporádicos y afortunadamente de baja intensidad, esto hacía que CC se tenga mucha confianza en si mismo y sentía que los síntomas que percibía los tenía controlados.
Durante el segundo mes de trabajo de común acuerdo trabajábamos semanalmente con una frecuencia de dos veces por semana y los resultados seguían avanzando por el mismo camino, en definitiva se trataba de mantener la alineación de los ejes del cuello que a su vez se habían traducido en la realineación de la postura total de CC, algo que él había notado claramente y se sentía muy contento y orgulloso de eso, había abandonado la actitud de su cabeza adelantada con respecto a su tórax, sus hombros adelantados que promovían a un pecho hundido y su espalda encorvada que le daban una expresión deprimida a todo su conjunto y por supuesto una mala mecánica que lo llevaba no solo a lo vértigos y mareos sino también a un estado de fatiga permanente.
Esta realineación del eje corporal total como ocurre en todos los casos lo hacía sentir más energizado y con una sensación de autoestima claramente marcada, comenzó a buscar trabajo y lo encontró rápidamente, esto aumentó notablemente la cantidad de horas que permanecía fuera de su casa, su cambio de humor y ánimo fueron bruscos, ahora sí estábamos frente a un joven dispuesto a disfrutar la vida y quizás aún más como queriendo recuperar el tiempo perdido.
Al comienzo del tercer mes sólo quedaban vestigios en su cuello de tejido fibroso que desaparecieron totalmente hacia el final de este mes de trabajo, donde aproveché también la alineación de las cadenas musculares desde la cabeza hasta su pelvis para que me garantizasen una economía postural y un confort estable de su cuerpo.
La micro movilización de los huesos del cráneo fueron una constante a lo largo de todos los meses de tratamiento que me sirvieron en este caso para facilitar la realineación postural, como ya se vio antes hay una estrecha relación entre las membranas que recubren por dentro a estos huesos y la prolongación de estas a lo largo del tubo neural por dentro de las vértebras que producen un efecto de corrección que llega hasta el sacro y de esta manera hay una suerte de estiramiento de las curvas de la columna vertebral hasta alinearlas en un punto mecánicamente óptimo.
Durante el cuarto mes de trabajo se puede decir que ya habíamos entrado en una fase de mantenimiento, en ningún momento a lo largo de todo ese tiempo pude obtener de CC cuál había sido el o los motivos que lo habían llevado a ese estado desde el punto de vista emocional, CC se había convertido en una persona feliz y disfrutaba todo, ante la insistencia de mis preguntas y aún explicándole la base emocional de este tipo de patologías no conseguí respuestas. Sí me quedó que su enojo era grande por todo lo que insultó al nódulo cuando lo trabajábamos.
Mi resignación fue tal a esta sistemática negativa, que me pareció justo respetarla y no insistir sobre el tema, a partir que pudo sentirse bien y pudo recuperar su vida social como se dijo alrededor del segundo mes, comenzó a tener conmigo una relación muy fluida donde el tomaba la iniciativa de conversar, se interesaba mucho por conocer
cosas de mi país , compartíamos la pasión por el fútbol, algo que hasta eso había abandonado en su mala época, no solo lo dejó de practicar sino que tampoco los veía por TV, ni se preocupaba en leer los periódicos en este tema, algo que para él había sido siempre una pasión, ahora la había recuperado, me había pedido autorización para volver a practicar este deporte, cosa que accedí sin reparos a pesar de ser este un juego de contacto físico importante, pero su confianza en sí mismo se lo permitía y hacía gala de sus dotes de buen jugador.
Su vida social ya era absolutamente normal, mantenía una nueva relación sentimental y comenzó con otra de sus pasiones, volver a utilizar su moto que se hallaba desde hacía mucho tiempo guardada en el garaje. Para muchos que lo habían visto en mi consulta cómo había llegado les parecía increíble verlo llegar con su casco de motociclista bajo el brazo, por último, CC empezó a recuperar la idea de recobrar sus estudios de electrónica que había abandonado cuando comenzó su problema y también jugaba en su cabeza la idea de su independencia del hogar paterno, cosa que finalmente logró cuando le di el alta terapéutico al comienzo del quinto mes de trabajo.
CC unificó todo su proyecto mudándose solo a otra ciudad, bastante alejada de la que nos conocimos, donde consiguió un trabajo y finalizó sus estudios de acuerdo a lo que me fui enterando a través del tiempo.
Al escribir este libro llevo más de dos años sin saber nada e él y como dice el dicho y es aplicable en este caso, si no hay noticias, son buenas noticias.
Para mí este caso fue especial entre los tantos que trabajé de vértigo y mareo , que de una u otra manera presentaron alteraciones anatómicas y fisiológicas similares y también la producción de nódulos fibrosos, claro que en este vi en cuanto a tamaño el más voluminoso de toda mi carrera profesional, pero esto no fue lo más significativo sino que fue un caso donde no tengo ninguna duda que los sentimientos llevaron al aumento de las tensiones musculares y como ya lo dijimos muchas veces, desencadenaron en la patología de CC, nunca pude enterarme cuál fue el origen de los sentimientos, pero no dudo de varias cosas, CC se desestabilizó por algún hecho puntual que desconozco, ese hecho lo hizo enojar y lo puso agresivo, la sintomatología que trajo fue el vértigo y el mareo que es la simbolización física de la desestabilización, cuando CC se recuperó de su padecer se independizó, que es un símbolo de estabilidad, terminó sus estudios que es otro símbolo de estabilidad y por último buscó una vida estable con su nueva carrera y su nuevo trabajo en otra ciudad lejos del lugar donde se originó el problema.
Caso 2:
JEG Es un paciente que llegó a mi con 41 años, llevaba 3 años padeciendo lo que en el artículo describo como nivel 4 habiendo pasado en un período de tiempo muy corto por los tres niveles anteriores.
JEG era una persona de aspecto físico muy fuerte y saludable, propio de un individuo que realizaba deportes manteniéndose en muy buena forma. Su expresión era muy seria pero con una evidente cara de preocupación. Todo esto lo describo porque JEG era tomado en su ambiente de trabajo (trabajaba para una Universidad) como un hombre que de ninguna manera podía estar padeciendo ningún tipo de enfermedad, como mucho la reacción de su entorno era la que él era un hombre serio de pocas palabras y muy ensimismado, y con lo único que lo podían relacionar era con algunas quejas esporádicas que él hacía de sus problemas cervicales.
Como todos los pacientes que sufren este padecer nunca cuentan su realidad, porque como dije antes siempre creen que es algo rarísimo y que probablemente sean los únicos que lo sufren, que nadie les creería su historia sobre todo cuando ya habían visitado todos los especialistas posibles dándole el veredicto de “hombre sano”, por lo tanto el hombre convive con sus síntomas y amolda su vida a las posibilidades que le brindan la intensidad de estos. Ya veremos a lo largo de los distintos casos cómo variarán las vidas yendo desde la postración total durante tiempos difíciles de creer y ser comprendido por alguien que no padece esto, hasta otros que llevan una vida “aparentemente” normal desarrollando actividades laborales, pero por supuesto siempre sufriendo mucho. Entre medio de estos extremos aparecerán diferentes situaciones.
JEG, es el caso donde las personas que a pesar de sufrir una gran inestabilidad corporal donde le cambió radicalmente su carácter, de ser un hombre alegre pasó a ser un hombre de aspecto “amargado” de esos a los que la gente prefiere evitar y nunca indagar en su vida privada. JEG ya había montado con su aspecto de “amargado” el blindaje suficiente para andar por la vida sin dar explicaciones, pero por dentro le pasaban cosas muy difíciles de sobrellevar. Por ejemplo, se había acostumbrado a poner cara de que comprendía todo lo que le decían, cuando en realidad lo único que pasaba por su cabeza era cómo sostenerse en pie, o si estaba viviendo una realidad o una fantasía. Estas son palabras textuales de él y no una descripción mía, específicamente utilizaba las palabras “esto es tan raro que no me puede estar sucediendo a mí”.
A pesar de la tremenda voluntad que le permitió sobrellevar estos tres años de episodios permanentes de inestabilidad, sensación de irrealidad, y ataques de pánico esporádicos, lo cual parecería dentro del espantoso sufrimiento algo meritorio, al no poder contarlo y solamente poder defenderse de vez en cuando con que se encontraba con malestares de sus cervicales, muletilla para él, y que es algo que muchísima gente padece y podrían comprender su mal humor, pero su entorno laboral y social le pasaban otro tipo de factura. En lo laboral pasó a ser un trabajador ineficiente, ya que si lógicamente su única preocupación era estar en pie, no podía interactuar en equipo, su disimulo de hombre parco lo dejaba ahí, pero lo colocaba en la situación de ser un incapaz de resolver los encargos que recibía de su jefatura no porque fuese realmente incapaz sino porque como relaté antes, nunca se enteraba de lo que le habían pedido por lo tanto mucho menos se podía esperar que ejecute la orden. Su carrera laboral se postergaba notablemente ya que sólo podía realizar aquellas cosas que por si mismo podía comprender entre los espacios que le dejaba su principal tarea, sostenerse en pie y sentado sin la desagradable sensación.
En el ámbito familiar, progresivamente fue aceptado como que su carácter había cambiado y se había transformado en un ser huraño, aislado en el propio seno de su familia. Es importante destacar, a diferencia de otros casos, veremos que JEG era padre de familia y sustento económico de la misma, y a pesar de querer brindarle todo el afecto que por ella sentía a esta altura sólo se conformaba con poder mantener el hogar.
En lo que refiere a sus amistades, en la casi totalidad de los casos que vamos a ver, progresivamente, la forma sistemática de negarse a reuniones y salidas, hizo que con el tiempo perdiese el contacto con la gente.
Este caso nos describe claramente cómo la persona en lo único que consigue transformarse es en un ser que convive y sobrevive con sus vértigos y mareos sin siquiera saber qué es lo que pasa, y llegar a pensar que está perdiendo el juicio, que es él que se crea los síntomas y que todo parece un delirio.
JEG, como todos, alguna vez se planteó como en todos los casos, que es mejor estar muerto que seguir vivo en esas condiciones, pero al día de hoy en todos mis años de trabajar con pacientes con vértigos y mareos, jamás conocí ni escuché de nadie que se hubiese suicidado aunque esa idea zumbe en sus oídos. En mi opinión creo que eso no ocurre ni ocurrió porque nunca pierden el afecto a la gente que los rodea, a pesar de
vivir de forma subterránea sin contar lo que les pasa, y por otro lado siempre guardan una luz de esperanza de que algún día esto desaparecerá.
Conocí a JEG a partir de una paciente que le comentó que yo trabajaba problemas de tipo posturales ya que le había solucionado a través de mi terapia manual un problema diagnosticado como de hernia de disco que la aquejaba durante años con indicación de cirugía para su solución de la cual pudo salir sin tener que recurrir a ésta. Por algún motivo que desconocí hasta que JEG a través de las sesiones me comentó, lo que llamó la atención para relacionar un diagnóstico tan diferente de lo que él tenía y el que padecía la otra paciente que atendí, fue la idea de que alguien trabajase sobre la postura del cuerpo y solucionase sus problemas a través de terapias manuales. Si bien es sabido que esto lo realizan muchos profesionales y con muchas técnicas distintas, para JEG fue una sorpresa, y rápidamente relacionó cambios posturales con desequilibrio y de ahí a sus vértigos y mareos.
Cuando evalué al paciente ya tenía muchísimos años de experiencia en el tema, y eso muchas veces es muy bueno porque uno sabe qué es lo que tiene que ir a buscar en la palpación de las regiones características, que como ya describí en el capítulo referente a la biomecánica patológica otras veces pero son las menos, la sobreestimación de la experiencia y el conocimiento hacen que la exploración pueda ser rápida y se puedan saltear características propias y únicas de cada paciente. Es por eso que nunca se debe subestimar lo que el paciente cuenta ni ir a buscar exclusivamente lo que uno ya conoce por mucho que esto sea conocido.
O por el contrario como fue en el caso de quien estamos hablando, esperar encontrarlo todo o los principales síntomas desarrollados en gran medida.
JEG me sorprendió, la evaluación minuciosa de todo su cuerpo fundamentalmente de la base del cráneo, la columna cervical y desde ahí hasta el sacro, me marcaba una gran hipertonía muscular, pero a diferencia del caso anterior no mostraba nada excepcional como vimos un gran nódulo fibroso o como veremos en otros casos un gran desajuste de la configuración del cráneo. JEG era pura tensión, tenía todos y cada uno de los signos óseos, ligamentosos y miofasciales que dan las alteraciones posturales típicas de esta patología; pero así como los tenía todos, estos se hallaban en su mínima expresión, la única gran expresión era una tensión muscular extrema por lo que el abordaje del tratamiento se trataba de eso, realinear las estructuras miofasciales y los microdesplazamientos craneales en particular los de la base del cráneo en referencia con las primeras vértebras cervicales. Para eso a diferencia de lo que hice con CC (caso 1), limpiar el gran nódulo fibroso y luego las realineaciones a través de la elongación manual de las cadenas miofasciales, con JEG me dediqué más al trabajo de la disminución de su tensión muscular a partir de un trabajo muy minucioso de la manipulación de su configuración craneal que promovía a través de la duramadre endocraneal una fortísima relajación de todas las cadenas miofasciales nucales, y localmente trabajar los músculos esterno-cleido-occípito-mastoideo (ECOM), que en el caso de él estaban además de hipertónicos sumamente desarrollados conforme a su morfología de hombre muy fuerte.
Esto produjo en pocas sesiones un cambio radical en la sintomatología, ya que como vimos antes en la descripción fisiopatológica, al disminuir las tensiones musculares los excesos de flujo de información distorsionada de los músculos del cuello se normalizaron rápidamente, al igual ocurrió una normalización en el flujo hidráulico de la sangre tanto en la salida como en la entrada hacia el encéfalo.
Estos hechos justifican plenamente por qué en pocas sesiones JEG comenzó a notar cambios altamente significativos que si bien, para mi entendimiento eran normales dado que su patología se basaba en que todos los signos patológicos existían en su mínima expresión como producto de una hipertonicidad o excesiva tensión muscular, a él le era muy difícil a pesar de su gran alegría comprender cómo algo que había durado 3 años comenzaba a mejorar tan velozmente, que en su día a día cambiaba su vida de manera para él y su entorno de forma sorprendente.
No había ocurrido lo mismo con CC (caso 1) y como veremos en otros casos, donde si bien las mejorías se van viendo desde el principio, nunca en la primer semana y promediando la segunda el contraste entre la vida que se llevaba y la que se comienza a llevar es tan marcada como ocurrió con JEG.
En CC y en otros casos veremos que si bien siempre se va mejorando desde el primer día la mejoría substancial pero no total, promedia entre el primer mes y medio, y los dos meses de trabajo. Sobre esto se entenderá mejor en la profundización de otros casos, igualmente ya se puede comparar este con el caso anterior.
Lo que sí vi en JEG en las semanas siguientes, donde la mejoría se establecía con gran amplitud y su humor era totalmente distinto y como él decía “ahora soy el que fui” y utilizaba como mejor referente la opinión de su mujer que quizá era la más sorprendida de todos, era que este paciente como todos, cuando más mejoran y avanza el tratamiento y a pesar de haber vivido ataques de pánico y el miedo permanente que genera la inestabilidad, comienza a aparecer en la medida que desaparecen los síntomas incluyendo los ataques de pánico y el miedo a la caída o inestabilidad, es otro tipo de miedo que es si lo que está ocurriendo es transitorio y si la situación puede retroceder al punto que originalmente el había estado.
Este es un momento trascendente del tratamiento, a pesar que siempre les explico a los pacientes la fisiopatología de los vértigos y mareos que ellos padecen y hasta ese momento nunca habían podido ser explicados por los tantísimos especialistas que habían pasado, precisamente porque no había lesiones auditivas, neurológicas, y en lo visual como ya vimos sólo el astigmatismo justifica sólo una parte del problema, y sobre cada paciente particularizo el diagnóstico global que ya antes expliqué y se lo voy repitiendo todas las veces que sean necesarias, este es el momento en que se vuelve a comenzar con la explicación se agregan los factores psicológicos que llevan al aumento de la tensión muscular que en el caso de JEG fue determinante como factor disparador del efecto dominó de la fisiopatología ya descripta, y que si se pueden cambiar los factores disparadores y se hace un mantenimiento de la estructura postural, nunca se puede volver a la situación ya vivida. Pero como casi todos los pacientes llegan con muchísimo tiempo, en general años y años de haber padecido las miserias corporales y sensoriales de este problema, es difícil quitar de su cabeza las reminiscencias de aquellos tiempos, por eso la empatía que se establece con el paciente es fundamental y al actitud desde el principio hasta el final del tratamiento y en particular de esta etapa donde aparece la mejoría substancial, que en el caso de JEG fue precoz, mostrar la seguridad que significa conocer el origen que nunca se le había mostrado pero ahora se cuenta con un arma mucho más fuerte que la descripción patológica que es, que trabajando sobre la base de lo que se explicó al principio se iba a trabajar, en cuanto a la restauración de todo lo que se había alterado biomecánicamente, aparecen los resultados absolutamente incontrastables. La pregunta que suelo hacerles es ¿usted cuando vino a verme tenía diagnóstico?, la respuesta es siempre “no”, mi aseveración es “ahora ya lo tiene”, la pregunta siguiente es ¿usted entendió cómo se produjo su problema? , la respuesta es “sí” (la explicación de la fisiopatología debe ser siempre adecuada a la formación social, cultural, y al grado de comprensión acorde a la edad de cada persona, por lo que siempre es útil contar con modelos anatómicos disponibles de última generación para mostrar cuáles son las zonas corporales que se han visto afectadas y hacer siempre…..siempre sencilla la explicación).
Ante este sí, la nueva pregunta surge de otra aseveración, “si usted tiene ahora un diagnóstico y sobre ese diagnóstico se hizo un tratamiento y a partir de ese tratamiento usted ahora es el que me dice que los síntomas están desapareciendo de una forma substancial, la pregunta que realizo es ¿le parece que hay que tener miedo?”, y aquí las respuestas son de lo más variadas, en el caso de JEG fue una gran carcajada, pero como ya veremos en otros casos hay llantos de emoción, grandes silencios que otorgan un sí como respuesta, y hasta grandes enojos que surgen de por qué pasó tanto tiempo sin haber dado con la respuesta.
JEG continuó el tratamiento hasta la desaparición total de su sintomatología, su vida volvió a ser normal, su relación familiar mejoró muchísimo, confesó en su trabajo qué era lo que le había ocurrido durante tantos años porque nadie entendía la nueva persona que estaban viendo, ellos a diferencia de su familia no sabían cómo era antes.
JEG al día de hoy se sigue tratando conmigo muy esporádicamente para algo que el denomina “yo cada tanto quiero hacerme un servicie, porque lo que viví no lo quiero vivir nunca más”. Lo cierto es que ese servicie cada vez es más esporádico y en mi opinión profesional podría hacerlo mucho más esporádico y hasta un alta definitivo, pero él estaba más tranquilo así.
Con los años no necesito más service.
Hacia una definición fisiopatológica de los vértigos y mareos sin diagnóstico
Como hemos visto hasta ahora, infinidad de pacientes han hecho su revisión neurológica donde se ha descartado que el origen de sus vértigos y mareos ocurran de una lesión o disfunción sustancial que la pueda definir el especialista, y este se declara prescindible con cierta lógica al considerarlo fuera de su competencia en la solución del padecer que vengo describiendo hasta el momento.
Al tiempo que afortunadamente se descartan causas graves como tumores, agenesias, o patologías clásicas que generan vértigos y mareos y que pueden ser irreversibles, o como los tumores malignos patologías donde el vértigo y mareo pasaría a segundo plano ya que la vida estaría en juego.
Por paradójico que parezca, la buena noticia que la vida no está en juego o que la lesión al menos en lo neurológico no es irreversible, a los pacientes a los que me estoy refiriendo, la falta de un diagnóstico concreto a través del tiempo suele decepcionarlos.
Como hemos visto a través de los mails y la descripción del artículo que los atrajo, la falta de diagnóstico no es una cuestión de días, semanas o meses, sino que estamos hablando de años, muchas veces de una cantidad de años que es difícil de creer o comprender.
La otra especialidad que es rápidamente consultada para saber si el origen resulta de ello es la otorrinolaringología.
Cuando se realizan todas las pruebas correspondientes a esta y tampoco se justifica la sintomatología, vuelve a suceder lo mismo que en el caso anterior.
La oftalmología es la otra especialidad médica que nos puede aportar una explicación a esta situación, pero solamente el astigmatismo es lo que justifica situaciones de vértigos y mareos que bien pueden ser corregidas con los cristales graduados correspondientes, pero como muchos casos que he visto, a pesar de esto los mareos continúan; sí es cierto que la mejora por vía de tratamiento oftalmológico del astigmatismo disminuye el problema pero lejos está de solucionarlo en los casos a los que nos estamos refiriendo. También veremos que el astigmatismo tiene origen en alteraciones de desconfiguración craneal cuya solución son de resorte de técnicas manuales correspondientes, que irán en conjunto con toda la problemática que a continuación se describirá.
Al igual que en la neurología y a los efectos de descartar patologías graves que se acompañan de vértigos y mareos, y estos son sólo un síntoma de un problema mayor, la revisión cardiovascular es imprescindible que haya dado negativa y no se pueda relacionar el cuadro con una afección de este origen.
Tradicionalmente los problemas cervicales son correctamente relacionados con las situaciones vertiginosas, y se atribuye a estos una influencia en el riego sanguíneo del cerebelo que podría dar la causa de los vértigos y mareos. Esto es en gran parte una verdad, pero merece una explicación más desarrollada, para ser más claros una explicación minuciosa de cómo es la disfunción irrigatoria que provoca el cuadro, y que esta se halla inmersa en un cuadro más grande donde se conjugan el problema visual, los estímulos nociceptivos de las retracciones miofasciales, la situación mencionada en cuanto a la irrigación sanguínea, la alteración de la ubicación en el espacio del peñasco y a través de éste la posición del oído interno, la propiocepción general de las articulaciones de todo el cuerpo, la propiocepción en particular de la planta de los pies. Por supuesto, todo esto aunado en un problema postural generalizado que da justificación en particular a cada uno de los ítems citados, más el problema mismo de la desalineación postural global, y desde ya marcar el ineludible y característico perfil psicológico de estos pacientes.
Para citar a Dietrich y colaboradores en el año 1993, nos dicen “Los pacientes que nos envían presentan sensaciones vertiginosas del tipo de desequilibrio cuya explicación escapa a las exploraciones habituales, tanto ORL como neurológicas.
Se trata casi siempre de individuos neurotónicos, con dominancias ansiosas con nucalgias lateralizadas, con preponderancia de un lado, acompañadas en ocasiones de migrañas ipso laterales.” Esta explicación es cierta pero parcial, a lo ya antes escrito, pero reafirma la parte correspondiente.
De la misma forma Hinoki y colaboradores en 1971, y Boismare y colaboradores en 1984, nos dicen que el estrés origina en estos individuos una inestabilidad somato vegetativa con hipotensión ortoestática y rigidez en la nuca.
Nuevamente nos encontramos con explicaciones que justifican lo expuesto a lo largo del presente libro pero nos dan explicaciones parciales que necesitamos ampliar para que se comprenda el problema en la globalidad.
Lo interesante es ver que autores de esta talla y a tantas décadas de distancia, ya hablan de la relación de las alteraciones vagotónicas relacionadas al estrés, y esto no es más que resaltar que el factor psicológico desencadena una catarata de alteraciones biomecánicas que desestructuran el cuerpo en sus componentes estructurales óseos y miofasciales produciendo un efecto dominó, y como veremos a continuación nos llevan al problema que estamos tratando. Ya en mis libros Confesiones del cuerpo y Cinesiología, alteraciones tónicas, se profundiza substancialmente en este tema.
Busquemos ahora una mayor precisión en la explicación fisiopatológica para eliminar el peor problema de estos pacientes, que es la falta de un diagnóstico certero, y a partir de esto la imposibilidad de un tratamiento definitivo.
Problema irrigatorio
Como ya describí en el libro Cinesiología, alteraciones tónicas, la desconfiguración craneal a partir de las guerras tónicas, produce entre otras cosas la disminución de la fosa yugular y su hendidura, con su consecuente alteración de la vena yugular y los nervios craneales IX, X, XI.
Las tensiones musculares de los músculos ECOM, esplenio y trapecio, producen un acercamiento inadecuado de los huesos temporales y occipitales cerrando de esta manera la fosa mencionada.
Al encontrarse esta en menor tamaño, la salida de la vena yugular se verá también disminuida en su diámetro por lo que habrá un enlentecimiento o atasco en la salida de la sangre carboxigenada y cargada de catabolitos ácidos producto del metabolismo
celular del encéfalo.
Este retraso producirá una acumulación de sangre “tóxica” entre otros órganos en el cerebelo, del cual no podremos esperar una correcta función a la hora de regular el equilibrio.
El atasco hidráulico, se reflejará también en el retraso de entrada de nutrientes de las arterias carótidas internas que llevarán en particular y en lo que nos interesa en este momento, los nutrientes necesarios al cerebelo para su función plena.
Esta alteración entonces, nos dará un cerebelo empobrecido en su nutrición, por lo tanto una disfunción que se traducirá en los síntomas descriptos en el artículo que dio origen a este libro, en particular, en la situación de ensoñación como así en el resto de las funciones de equilibración que deberá producir el cerebelo.
En la misma hendidura como ya se dijo, quedarán comprimidos los tres nervios mencionados, es por eso que es común que en las personas que sufren de vértigos y mareos, cuando son de mucha intensidad también ocurran sensaciones nauseosas, estreñimientos, dificultad en la articulación de la palabra y alteraciones al tragar.
Esto se debe primero a que el X par conocido con el nombre de neumogástrico, tiene funciones vagotónicas a nivel digestivo, de ahí las sensaciones nauseosas y de estreñimiento.
El par XI llamado espinal tiene funciones similares al anterior y potencia la situación. El par IX de nombre glosofaríngeo, inerva la lengua y la faringe, de ahí las alteraciones en la articulación de la palabra y al tragar.
Esto no se va a ver en el 100% de los casos, pero es bastante común.
Estímulos nociceptivos y retracciones miofasciales.
Entiéndase por estímulos nociceptivos aquellas sensaciones dolorosas que se producen en los músculos y cadenas miofasciales al encontrarse estas en estado de retracción.
El dolor de cuello es algo cotidiano en estos días, como claramente se mencionó en el artículo, los músculos del cuello y en particular los de la nuca, están provistos de un doble sistema nervioso para el traslado de la información de todo lo que ocurre en ellos entre otras cosas y que nos interesa en este caso la posición de cada uno de los músculos, o si se prefiere la estructuración de las cadena miofasciales en su orientación témporo espacial y las sensaciones que en estos órganos se produzca, en particular el dolor. Nociceptivo es un sinónimo de dolor.
Como bien describen en su libro Posturología los doctores Pierre-Marie Gagey y Bernard Weber, presidente honorario de la Asociación francesa de postura y equilibrio de París el primero y miembro de la misma Asociación el segundo, luego de sus estudios nos dicen los músculos dolorosos del cuello necesariamente producirán vértigos y mareos.
Es cierto que no todas las personas con dolor en el cuello tienen vértigos y mareos, como también es cierto que no todas las personas que tienen vértigos y mareos nos transmiten que tienen dolor en el cuello, pero no hay que descartar la acertada afirmación de estos profesionales ya que la inmensa mayoría de las personas con vértigos y mareos refieren dolor cervical, y un porcentaje significativo de personas que no refieren dolor cervical pero consultan por el vértigo y mareo, cuando se les realiza una palpación exquisita de determinado músculos del cuello se despierta un intenso dolor en éstos que ante la sorpresa del paciente nos dice “no sabía que esto estaba ocurriendo”.
Dicho de otra forma los músculos están retraídos, fibrosados, producen estímulos nociceptivos, pero el paciente se acostumbró a vivir en este estado de rigidez y no es consciente del dolor profundo que subyace y sólo aparece de forma indiscutible a la palpación, que no necesariamente tiene que ser intensa. El paciente es consciente de su rigidez pero no de su dolor.
Detengámonos un poco en un caso en particular que surge de mi observación a través de casi tres décadas al escribir este libro del producto de trabajar con pacientes con vértigos y mareos que es el fenómeno que se produce en los músculos angulares del omóplato.
Estos músculos siempre se hallan en estado de retracción y con tejido fibroso en sus vientres, si lo queremos expresar de una manera más actualizada, en lugar de músculos hablaríamos de una estructura miofascial, donde no sólo tenemos que tener en cuenta la afección sobre las proteínas musculares sino los cambios tisulares (tejidos) de la parte fascial que se verá expresado en pérdida de líquido, retracción del colágeno y disminución de la elasticidad de la elastina perteneciente a las fascias.
Por qué los músculos angulares son tan importantes y activos en un paciente con vértigos y mareos: el hueso temporal donde se encuentra toda la estructura del oído se compone de tres partes, una de ellas es el peñasco -donde se encuentran el oído externo-, el medio y el interno; en éste último encontraremos todas las estructuras que detectan los cambios posicionales que van a afectar a la regulación total del equilibrio del cuerpo y se la informarán al ente principal que como ya hemos mencionado es el cerebelo.
Si las estructuras del oído interno se encuentran en mala posición se producirá un desequilibrio y sensaciones vertiginosas.
Las estructuras son tres y se llaman, conductos semicirculares que también son tres y se orientan en las tres posiciones posibles del espacio, la combinación de estas tres orientaciones darán la ubicación global en los 360º posibles.
La segunda estructura son los conductos endolinfáticos y la última el caracol.
Todas las estructuras del oído interno para simplificarlo, funcionan de la misma forma, a través de contener líquidos y elementos sólidos (partículas de calcio, cilias, y otros cristales minerales) que de acuerdo como se desplacen en la circulación líquida establecerán las posiciones de este gran receptor espacial que reitero, dará su información al cerebelo.
Esta información es válida para entender que la ubicación del peñasco conllevará la posición del oído interno.
El peñasco anatómicamente mantiene una angulación de 10º con respecto a la horizontalidad del hueso temporal, por lo que para que el peñasco se encuentre horizontal estos 10º deben ser corregidos para que su información sea óptima en la postura correcta, si no partiríamos de un desequilibrio.
Estos 10º se corrigen desde la columna cervical inclinando hacia atrás la cabeza esa cantidad de grados, esto debe considerarse normal y funcional, por lo que la base del occipital estará en ángulo con la lordosis cervical. Aquí aparecen con una función primordial los músculos angulares del omóplato, que se insertan en las cuatro primeras vértebras cervicales y tomando punto fijo en el ángulo de la escápula producen el
efecto antes descrito, pero como hay una tendencia en los pacientes vertiginosos a adelantar la cabeza por distintos motivos, por ejemplo déficit visual (astigmatismo)
como ya se describió en el libro Confesiones del cuerpo tensión de la musculatura paravertebral por sentimientos de agresividad y miedo, o por un mecanismo compensatorio normal en los pacientes con vértigos y mareos que se llama la táctica del tobillo donde el peso del individuo ya no pasa por el centro de gravedad fisiológico que es a la altura de la segunda vértebra sacra (S2), sino que lo hace descender obviamente de forma inconsciente cumpliendo con todas las leyes de la física donde cuanto más bajo sea el centro de gravedad más estable estará el objeto, en este caso el cuerpo.
En la función original donde una persona no sufre de vértigos y mareos, la línea de fuerza del peso atraída por la acción de la gravedad pasa de forma impecablemente vertical desde la cabeza hasta los pies, atravesando la segunda vértebra sacra en una sola línea de fuerza.
En la táctica del tobillo esto se descompone en dos fuerzas, el cuerpo pivotea sobre la articulación del tobillo desplazándose un poco hacia adelante, en realidad tanto hacia adelante como vértigos y mareos sienta en frecuencia o intensidad.
Al irse hacia adelante el cuerpo pierde altura y el centro de gravedad desciende, la descomposición en dos fuerzas haría que una caiga por delante de los pies o la parte más anterior de éstos dando una “sensación de seguridad” porque los pacientes siempre refieren la sensación de caerse hacia atrás y hacia un lado.
La segunda línea de fuerza iría directamente hacia la zona de los músculos gemelos (músculos posteriores de la pierna) que son los que contrarrestan la acción hacia delante y evitan la caída dejando al cuerpo en un pseudo equilibrio que el paciente percibe como “estable”, digo pseudo porque aquí aparece una función dinámica, el paciente vertiginoso estando de pie debe mantener una contracción sostenida de los músculos de la pierna, por eso no es extraño que estos refieran calambres en las pantorrillas, en particular en forma nocturna.
Si quisiéramos ser justos deberíamos agregar una tercera fuerza de descomposición, que sería una desviación lateral contraria hacia el lado que el paciente siente que se cae.
Si podemos imaginar esta posición el paciente ha quedado inclinado hacia delante, por lo que su mirada va a ser hacia el suelo, algo que también nos refieren los pacientes, mirar el suelo les da seguridad pero no les es funcional ya que hay que mirar al horizonte para poder desplazarse.
Aquí los músculos angulares fundamentalmente pero no exclusivamente, corregirán a través de la posición cervical la ubicación de la cabeza para corregir la posición alterada de la visión.
Otros músculos participarán pero hablaremos de ello en los problemas visuales, lo que nos interesa ahora es que este fenómeno descrito produce una retracción de los músculos angulares del omóplato lo cual hará que se produzcan en éstos catabolitos ácidos producto de sus deshechos metabólicos que se fijarán al colágeno corrugado por el acortamiento del músculo, y cuando éste se encuentra corrugado funciona como un imán a estos catabolitos los cuales se adherirán formando lo que conocemos como nódulos fibrosos y éstos no solo no se eliminan, sino que tenderán a aumentar de tamaño si la situación no se revierte una vez originada.
Por otro lado la contracción sostenida de los angulares producirán una morfología de éstos corta y ensanchada e internamente comprimida, por lo que su circulación linfática, venosa y arterial será pobre, por lo tanto tendremos un músculo doloroso, o sea un productor de estímulos nociceptivos que como dijimos al principio creará confusión al cerebelo y generará desequilibrio.
He aquí un ejemplo de una función compensatoria que buscó alinear la mirada en el horizonte para hacer más funcional el equilibrio de la persona, pero termina desencadenando un desequilibrio.
Muchas situaciones paradojales como esta encontraremos en el paciente con vértigos y mareos.
Como por ejemplo, la situación de los músculos suboccipitales (rectos mayor y menor, y oblicuos mayor y menor) para una mejor comprensión de éstos recomiendo leer el capítulo referente en Cinesiología. Alteraciones tónicas.
Estos músculos y para quien esté leyendo estas líneas y sufra de vértigos y mareos y no tenga conocimientos anatómicos y biomecánicos, son los que instintivamente se masajean en la base de la nuca; inevitablemente y sistemáticamente, estos ocho pequeños pero estratégicos y fundamentales músculos, se encuentran muy contracturados o si se lo prefiere contraídos y fibrosados en todos los pacientes que sufren de vértigos y mareos. Ya en sí mismo generan el problema de producir estímulos nociceptivos, causa de vértigos, pero a esto se le suma otro factor negativo que es bloquear la movilidad del último hueso del cráneo que es el occipital con la primera vértebra cervical, el atlas, y la segunda vértebra cervical, el axis.
Estos tres huesos son fundamentales para adaptar lo que antes mencionamos que son los necesarios 10º de angulación del peñasco, por lo tanto otro factor se añade que es que si esta estructura biomecánica de este tríptico mencionado no actúa con la precisión necesaria será factor de inestabilidad notoria.
Es evidente que cuando se practican las maniobras de desbloqueo de los músculos suboccipitales y la liberación del hueso occipital con respecto al atlas y al axis, los pacientes refieren una importante mejoría de forma inmediata, que por supuesto debe ser acompañada en sucesivas sesiones el mantenimiento de este desbloqueo de una posición estructurada que se ha mantenido, aunque llame la atención, durante años. Es de destacar que no sólo produce efecto por lo antes dicho en cuanto a la facilidad de restablecer la angulación del peñasco, sino porque las arterias vertebrales son las que van a dar irrigación al cerebelo, del cual ya sabemos su tremenda importancia en el equilibrio, y estas arterias por izquierda y por derecha penetran al cráneo por el agujero occipital desde la primer vértebra cervical o si se prefiere, atlas.
Por lo tanto el bloqueo de estas estructuras nos marca una fuerte disminución de la irrigación arterial, o sea sangre nutriente hacia el gran organizador del equilibrio y coordinación, el cerebelo.
El trabajo conjunto de los músculos suboccipitales y los músculos angulares del omóplato, los utilizo como una llave maestra en el inicio del tratamiento para obtener resultados objetivos y tangibles por el paciente, ya que si cada persona tiene una duración distinta de tratamiento, el trabajo sobre esta zona nos permite acceder a un éxito que alienta al paciente que nos llega a la consulta muy desgastado en su ánimo tras su largo peregrinaje.
Este impacto psicológico cambia el humor del paciente, por sobre todo porque no es uno de los tantos hechos efectistas que ha vivido a lo largo de su trajinar, el individuo se siente efectivamente menos mareado y más estable desde el inicio, y es conciente que disminuye el bienestar conforme aumenta la tensión en esa zona los días subsiguientes. Esto le lleva a comprender la relación que hay entre el estrés, por decirlo de alguna manera ya que siempre prefiero resaltar el componente emocional del cual profundizaremos en el perfil psicológico, pero aquí me gustaría mencionar la hermosa definición de Jean Pierre Barral que nos dice “el derrame de las emociones que no soporta el aparato psíquico van a ir directamente sobre los órganos”. Barral, hace un gran hincapié en los órganos viscerales y con toda razón, pero yo quisiera que no se
pierda la perspectiva que los músculos son órganos y sin lugar a dudas los más numerosos del cuerpo humano, más de 600. Como lo he dicho en otros libros, a la pregunta de ¿órganos con qué función? siempre respondo, son los órganos del movimiento.
En tiempos más actuales, ya no hablamos de músculos en forma aislada sino de cadenas musculares, pero para ser más precisos, objetivos y realistas, hablamos de cadenas miofasciales, por lo que aquí volvemos al punto que el problema de vértigos y mareos es un problema de la postura total que aúna los segmentos corporales desde el cráneo hasta los pies, y precisamente esa unión está dada por las cadenas miofasciales
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